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Películas de papel

Sacar el arte a la calle. Con esta idea se presentaron los miembros de la Asociación Mecenazgo a la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (Renfe) y a la Dirección General de Promoción Cultural, Museos y Bellas Artes. De los primeros buscaban "un lugar de paso" donde poder realizar exposiciones para "acercar el arte al público", a los segundos les pidieron obras que mostrar. Una vez encontrados y seleccionados continente y contenido tan sólo faltaba un detalle: buscar financiación. Para este delicado asunto acudieron a la Fundación Bancaixa. Tras el visto bueno de las tres instituciones, y sólo diez días después de la primera toma de contacto la exposición Imágenes de Cine veía la luz. La directora general de Promoción Cultural, Museos y Bellas Artes, Consuelo Císcar, presentó ayer, bajo este título, una muestra de 28 carteles cinematográficos rescatados de los fondos de la Biblioteca de Valencia que se encargarán de recibir o despedir a los visitantes que se acerquen durante todo el mes de agosto a la sala de exposiciones de la Estació del Nord de Valencia. La idea original de la asociación era realizar una mirada panorámica de los trabajos del Equipo Crónica, pero ante los problemas que puso la consejería, la opción final fue sacar de los archivos una selección de los 8.000 carteles que ha ido recopilando la Generalitat a lo largo de los últimos 15 años. La muestra recoge 28 litografías de películas, mayoritariamente españolas, realizadas desde los años 30 hasta la actualidad. A todas les une un denominador común: la firma, la imprenta o la temática de la película es valenciana. Artistas como Josep Renau, Ricardo Verdeo o Antolí Candela; títulos como La Dolorosa, -"famosa obra del inmortal Maestro Serrano"- o El Corsario Negro, producida por la extinta Cifesa, se han hecho un hueco en la reducida muestra. Bajo este triple criterio, la Biblioteca Valenciana, independientemente de los fondos escritos, se ha abierto camino en el mercado de los carteles hasta llegar a los 8.000 que actualmente alberga. El origen de este repertorio tiene una doble vertiente. Desde el traspaso de competencias del Ministerio de Cultura a la consejería, (1983), la Generalitat recibe una copia de toda obra impresa en la comunidad en concepto de depósito legal. Además, como señala la jefa de servicio del Libro, Archivo y Bibliotecas de la Consejería de Cultura, Francisca Aleixandre, la Generalitat lleva a cabo una política de compra de todo cartel que cumpla las tres condiciones anteriores. Temas tan plurales como la publicidad, las ferias, las corridas de toros y el cine forman la colección que, de forma provisional, descansa, en gran parte inédita, en dos naves de la biblioteca municipal de la calle del Hospital de Valencia, a la espera de ubicación definitiva en la futura sede de la Biblioteca Valenciana, cuya inauguración está prevista para el próximo año. En el proceso de selección, la calidad artística ha quedado en un segundo plano. En la exposición hay "pocos carteles realmente buenos" reconoce Aleixandre, "pero vamos más allá de la estética". "Junto a las obras menos valiosas también se encuentran otras muy importantes documentalmente", señala la responsable de cultura. Esta importancia documental a la que se refiere Aleixandre alude a la visión de la sociedad del franquismo que reflejan los carteles expuestos. Corsarios, toreros, tunos, chulapas, y abrazos apasionados destilan una indolencia cercana a la candidez. O, en palabras de Enrique Luján, portavoz de la Asociación Mecenzago y responsable de la organización de la muestra: "Son unos carteles muy púdicos, nada que ver con los actuales".

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