Paciencia oriental

El ritmo a que se están planteando las soluciones a la crisis japonesa está afectando seriamente al sistema nervioso de los mercados occidentales. La parsimonia de las autoridades económicas de Japón afecta otra vez al yen, que ayer se situó muy cerca de las 147 unidades por dólar, y recrudece los rumores sobre una posible devaluación en China. El panorama ha puesto a las bolsas contra las cuerdas, aunque sólo a las europeas, puesto que Wall Street (que ayer perdió un 0,27%) parece defenderse bien a base de altibajos.

Las caídas llegaron a superar el 2% en los mercados europeos, y Madrid cerraba con un descuento del 1,52% en pleno proceso de trasvase de dinero hacia la deuda, situación que también comparte con otras plazas europeas. Las ganancias acumuladas en este ejercicio son cuantiosas y permiten a los inversores mantener sus posiciones sin demasiados problemas, aunque desde el mes de abril las cosas discurren de otra forma.

La entrada de dinero en el mercado de deuda continúa produciendo un efecto negativo en los tipos de interés, y ayer la deuda española a 10 años caía hasta el 4,78%, nuevo mínimo histórico. El diferencial con la deuda alemana, sin embargo, se mantenía en 0,25 puntos.

En conjunto, la situación de las bolsas es delicada, puesto que los beneficios acumulados hacen la salida muy fácil y la causa de ésta ya no depende de los inversores europeos. En el mercado nadie duda de que la actitud japonesa va a traer problemas inmediatos, según uno de los escenarios previstos, o va a durar mucho más de lo previsto, según el otro. En cualquier caso, la caída del yen por debajo de las 146 unidades frente al dólar parece exigir una intervención inmediata, similar a la llevada a cabo el pasado día 15 de junio. En aquella ocasión, el yen apenas había superado en su caída el nivel de 146 y las autoridades chinas efectuaron diversas declaraciones en las que afirmaban que no podían mantener sus promesas indefinidamente, mientras que Japón no tomaba medidas.