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Un poco de respeto para la ONU

La ONU se creó fundamentalmente para mantener la paz. (...) Pero el mundo no termina de definir cómo debe cumplir esa tarea, y ello hace que ésta no pueda desempeñarse adecuadamente. (...) Tómense algunos ejemplos: el Congo negó a los inspectores de la ONU autorización para desenterrar la verdad sobre los refugiados ruandeses masacrados en la guerra que llevó a Laurent Kabila al poder. Por otra parte, la ONU ha tenido que contemplar, paralizada, cómo Angola volvía a caer en los horrores de la guerra. (...) Ahora es Irak (...) quien parece dispuesto, una vez más, a desafiar la autoridad del Consejo de Seguridad y de sus inspectores de desarme. ¿Debe intervenir la ONU por razones humanitarias urgentes cuando la población civil se ve salvajemente perseguida? ¿O debe permanecer al margen, en espera de que cesen los combates? (...) No existen soluciones fáciles. Sería absurdo pedir que los cascos azules se interpusieran entre los desiguales bandos del conflicto angoleño. Lo que hay que reforzar, y pronto, es la autoridad que el nombre de la Organización de Naciones Unidas lleva consigo. Cuando la comunidad internacional se une para decirle a un Gobierno que haga algo, o que no lo haga, no debería ser necesario ir a la guerra para conseguirlo. Como primera señal de respeto, EE UU debería pagar sus deudas con la ONU aliviando una falta de medios que cercena buen número de esfuerzos para mantener la paz. Londres, 8 de agosto

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