España esgrime argumentos para desbancar a Grecia
Resultados y buen nivel de juego avalan al equipo español para llegar a semifinales
Los datos son irrefutables y las buenas vibraciones de su juego, también. Son los argumentos que esgrime la selección española para afrontar con aplomo una de esas situaciones en las que ha acabado haciendo aguas con reiteración en los últimos años. Se mide mañana a Grecia en los cuartos de final del Mundial (21.00, La2), la barrera que no ha sido capaz de franquear en los tres últimos campeonatos europeos, y que marcan un salto cualitativo en su intento por recuperar ascendencia en el baloncesto internacional.Uno de esos tres tropiezos en la misma piedra y que han impedido que el baloncesto español saliera de la mediocridad se produjo, precisamente, en Atenas y ante Grecia en 1995. Va a ser importante desde esa perspectiva que España se agarre mañana a los factores más tangibles de un partido de baloncesto: ha funcionado mejor que Grecia tanto su bloque como sus individualidades, ha obtenido mejores resultados y ha gustado más su juego.
Sólo falta que España no se deje enredar por la desmedida presión y por la confusión a la que los griegos intentarán llevar el partido y también que no se conceda argumentos para la derrota como el de la ya intuida parcialidad arbitral. Los griegos recurrirán a armas tan conocidas como el factor ambiental -esta vez España jugará ante 18.000 apasionados espectadores en lugar de los 2.000 que la han seguido hasta ahora- y la consabida aspereza, improvisación y combatividad patentada por el equipo que dirige Panayotis Yanakis.
El nivel de juego de la selección española ha crecido conforme ha ido avanzando el campeonato. Se han desvanecido algunas dudas de forma positiva: Nacho Rodríguez se ha consolidado como un base fiable, Herreros está realizando quizás el mejor campeonato de su carrera, Dueñas se ha puesto a tono físicamente, Reyes y Orenga se han mantenido en sus niveles habituales, De Miguel ha dado el gran salto demostrándose como una válida alternativa a los otres tres pívots, y Paraíso, De la Fuente y Jiménez han brillado en defensa.
Funcionamiento global
Por encima de las virtudes individuales, lo mejor del equipo español es que su funcionamiento global ha servido para enmascarar otras carencias: de centímetros cuando Orenga y Reyes son la pareja titular bajo los aros, de dirección cuando a Rodilla le ha costado controlar el ritmo de juego y sobre todo de tiro exterior debido a que, excepción hecha de Herreros, nadie más ha conseguido mantener una cierta regularidad anotadora desde posiciones más alejadas de los cinco metros. Se echa de menos en ese sentido que Angulo acabe de afianzarse más en ese cometido, de que De la Fuente y Paraíso mejoren el porcentaje en sus lanzamientos y de que Jiménez se prodigue más en esa faceta.La dirección de Lolo Sainz desde el banquillo ha sufrido una notable variación respecto a campeonatos anteriores. Decidido ya del mismo momento en que decidió incorporar a cinco jugadores nuevos -Rodilla, De la Fuente, Paraíso, Jiménez y De Miguel- y bien aconsejado por sus ayudantes, Javier Imbroda y Gustavo Aranzana, se ha mostrado más imaginativo y dispuesto a introducir variaciones en los esquemas de juego españoles. En el Europeo de 1997 en Barcelona los relevos eran mínimos y tan automáticos que se hacían rutinarios y muchas veces las posibilidades tácticas se quedaron en el terreno de lo virtual. En este Mundial, en cambio, España ya ha exhibido con buena nota un extenso catálogo de variedades defensivas, especialmente en zona ante EEUU. Todos los jugadores han tenido su parte alicuota en un balance satisfactorio tanto en lo numérico -cinco victorias y una sóla derrota ante EEUU por dos puntos- como en las conclusiones que por el juego practicado.
El funcionamiento en ataque ha dejado que desear en varios partidos, no se ha conseguido marcar diferencias cuando se ha tenido posibilidad de sentenciar mucho antes de llegar a los minutos finales pero en cambio se ha transmitido una sensación de equipo indomable y letal: se ha sabido revolver en jugadas al borde el tiempo de posesión, se ha ganado por un punto ante Australia (77-76) después de remontar 11 tantos en los tres minutos finales y ante Argentina (68-67) gracias a que se supo resistir el acelerón final de Nicola, Espil y compañía y se mantuvo una opción hasta el último soplo ante Estados Unidos (73-75).
Uno de los defectos que ha caracterizado a la selección española, en cambio, se hace más inquietante aún en la perspectiva del partido ante Grecia: no ha conseguido mantener ventajas importantes en el marcador para evitar apuros al final.
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