Adiós Francia

Algo pasa en Francia. Desde que su selección de fútbol ganó el Campeonato del Mundo que se celebraba en tierras galas, este país ya no es el que era. Parece ser que la mayor vuelta ciclista del planeta (el Tour), que se corre en tierras francesas, es tan sumamente inmensa que ningún ciclista es digno de disputarla. El nivel de este país se ha disparado y los políticos han visto decrecer su fuerza ante el mundo del deporte.Tras la Copa del Mundo de fútbol, millones de individuos de nacionalidad francesa inundaron las calles de París, una concentración sólo comparable a la que se dio al término de la Segunda Guerra Mundial. Y el que estos ciudadanos fueran de diversa procedencia, originarios de Marruecos, Túnez o incluso España, ha golpeado los diversos ministerios del Gobierno francés. No entro en si un ciclista o deportista se dopa o no, pero sí resulta bastante llamativo que la justicia ordinaria le pueda tratar como a un delincuente común. Estos delincuentes, en muchos casos, son ídolos de masas, héroes de una nación, y es que los gobernantes, políticos y cientos de personajes que han estado ocultos durante la celebración de los eventos deportivos piden su protagonismo y ocupar un espacio entre tanta masa; así pues, ya veremos quiénes serán los protagonistas y quiénes los comodines; que el trabajo, la dignidad y la fortuna pongan a cada uno en su sitio.-