Que lo inauguren ya

Desde hace dos meses, el aparcamiento subterráneo con el que nos ha obsequiado el Ayuntamiento en San Francisco de Sales se encuentra terminado, pero sigue pendiente de inauguración. ¿Quién sabe la razón? En la última reunión del pleno de la Junta de Chamberí, hace tres o cuatro semanas, el concejal responsable del distrito, cuyo nombre he olvidado, en un rasgo de lucidez, informó de que no sería inaugurado hasta septiembre, porque -¡pásmense!- muchos vecinos se iban de vacaciones y no se les podría entregar su plaza, según había comunicado la empresa concesionaria. ¿Estará esperando quizá que se inicie la campaña electoral?Quisiera invitar al señor alcalde y a los medios de comunicación a que se pasearan un día por la zona. Podrían observar (salvo vendaje especial para aumentar su ceguera) que las obras de superficie están terminadas y que los vecinos podríamos pasear tranquilamente por la zona si simplemente retirasen las vallas que actualmente cierran el paso. Hubiera sido un buen regalo por las fiestas del barrio que se celebran en la avenida de Pablo Iglesias, junto a las obras.

Si todavía continuase sin ponerse la venda podría observar que en la zona no hacían falta aparcamientos, excepto cuando los viernes y sábados por la noche los chavales acuden a los bares del entorno para su solaz y esparcimiento, aparcando los coches en segunda y tercera fila. (Por cierto, ¿cuidará alguien de que esto deje de suceder con el nuevo aparcamiento?).

Quisiera invitar también al señor alcalde a comprobar la enorme utilidad de los pasos subterráneos que ha construido (financiados por los aparcamientos) en las calles de Islas Filipinas y Cea Bermúdez.

En efecto, gracias a la obra, los vehículos antes atascados en la calle y castigados por el sol implacable del verano gozan ahora del mismo atasco, sí, pero a la sombra del nuevo y subterráneo Madrid del siglo XXI. ¿Para cuándo el aire acondicionado?

Por último, señor alcalde, le sugiero que pasee por la ciudad (y cualquier barrio vale de ejemplo). Hágalo con el cochecito de un niño o con la silla de un inválido, o con el carrito de la compra. Verá lo que nos sucede a la mayoría de los mortales cuando tenemos que sortear los coches subidos en las aceras, los que ocupan los pasos de peatones, o cualquier obstáculo con el que nos obsequia su nefasta política de obras y su inexistente política de transportes, cuya única identificación es la inauguración de túneles y aparcamientos.- .