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La ONCE ataca a Jean-Marie Leblanc, a Verbruggen y a la policía francesa

Nadie quedó a salvo. En su primera aparición pública en Madrid, la dirección de la ONCE no aceptó ayer culpas en el escándalo del dopaje y descargó todas las responsabilidades sobre el francés Jean-Marie Leblanc, director del Tour."Leblanc no tiene la capacidad ni la inteligencia necesarias para erigirse en juez deportivo. Ha utilizado técnicas mafiosas y terroristas", aseguró Manuel Saiz, director deportivo del equipo, en una conferencia de prensa donde reinó la complicidad prensa-equipo y en la que no se cuestionó la decisión adoptada por Saiz y los ciclistas de abandonar el Tour.

Nicolás Terrados, el médico del equipo que estuvo dos días preso, habló también en el auditorio de la sede central de la ONCE, pero sin aceptar preguntas porque, según dijo, el juez francés que lo investiga no se lo permite. El médico recurrió a su trabajo como investigador ("la EPO se puede reemplazar con el entrenamiento de altura, lo he publicado en varias revistas") para reafirmar su inocencia.

José María Arroyo, presidente de la ONCE, destacó que en diez años de historia del equipo nunca se ha registrado un positivo en sus controles antidopaje. Arroyo, que calificó la decisión del equipo como "quijotesca", aseguró también que la policía francesa "violó los derechos humanos de los corredores", y reiteró que se podrían tomar acciones legales contra la organización del Tour.

Saiz, que apoyó las palabras de Arroyo ("si hay un equipo que representa la moralidad, ése es el nuestro"), cargó también contra el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), el belga Heinz Verbruggen: "No es el hombre adecuado para su puesto. La UCI nos ha dejado en el mayor de los desamparos", dijo.

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