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Esquerra Unida recuerda el origen de "un conflicto artificial creado por la derecha valenciana"

Esquerra Unida-Els Verds apoyó la tramitación de la proposición de ley conjunta elaborada por populares y socialistas, pero su portavoz, Glòria Marcos, evitó la diplomacia y fue contundente cuando tuvo la oportunidad de fijar al posición de su grupo, un turno parlamentario que no admite réplica. Marcos recordó que los valencianos llegaron a un "pacto ortográfico" en 1932 en torno a una mesa en la que se sentaron representantes de todas las corrientes lingüísticas, incluidos los precusores de la actual Academia de Cultura Valenciana. La portavoz de EU-EV se remontó a la transición política para recordar cómo "se creó un conflicto artificial, por motivos partidarios, desde la derecha valenciana, que no surgió ni del amor ni del respeto a la lengua". Así, defendió la abstención de los representantes de EU-EV cuando el Consell Valencià de Cultura votó el dictamen sobre la cuestión lingüística y dijo: "El pacto es una cesión, no un punto de encuentro". EU-EV ha exigido siempre que se separaran las competencias de normalización de la lengua con las normativización y siempre ha pedido que se ceda a la universidad la autoridad normativa. Marcos concedió que su grupo prefería "no hacer cuestión de nombres" y anunció el apoyo a la proposición con ciertas condiciones. "Tendrá que quedar claro que no habrá censuras, que no se prohibirán palabras", dijo. Luego citó un adagio latino: "Caesar non supragramaticus, es decir, el César puede dar la ciudadanía, pero no puede inventarse palabras". Y recordó que miles de niños "están en la escuela aprendiendo, pensando y queriendo" en una lengua que EU-EV no está dispuesta a alterar. Albert Taberner, portavoz de Nova Esquerra y firmante de la proposición junto a los portavoces popular y socialista, hizo una sentida defensa del dictamen del CVC y del texto legal que da forma a la futura Academia Valenciana de la Lengua. Taberner afirmó que el dictamen "resuelve con generosidad e inteligencia" un conflicto envenenado y apaga la posibilidad de revivir polémicas más o menos violentas. "Mientras hablábamo acaloradamente de la lengua no hablábamos la lengua", explicó Taberner para defender que el actual reto que afronta la clase política valenciana es "fomentar el uso" de una de las señas de identidad más claras que pueden esgrimir los valencianos.

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