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Saco sin fondo

La crisis japonesa sigue -poniendo a prueba los nervios de los inversores occidentales, que ayer veían cómo el índice Nikkei perdía el nivel de los 16.000 yenes. En los mercados europeos se interpretó esta nueva caída de la Bolsa japonesa como un movimiento de rechazo a quien está llamado a resolver la crisis, lo que equivale a garantizar unos meses de incertidumbre para todos los mercados si el análisis es acertado.

La Bolsa española vivió una jornada llena de altibajos que al final cristalizaron en el cuarto recorte en importancia de este año, el 1,70% en el índice general de Madrid. El hecho de que la Bolsa pasara por diferentes opciones a lo largo de la sesión no significó una mejora para el volumen negociado. Lejos de ello, se puso en evidencia la capacidad del mercado para reflejar la presión del papel o del dinero y las cotizaciones se movieron más por impulsos que por esas causas.

El mercado continuo negoció 95.118 millones de pesetas, con una concentración aún más grande, si cabe, en los principales valores del índice selectivo Ibex 35 que en las jornadas anteriores. Todo indicaba que eran los especialistas los que estaban tratando de ajustar sus posiciones a un mercado que cambiaba por momentos y en el que las referencias externas siempre eran negativas.

El dólar fue otro de los protagonistas de esta jornada, con una ligera tendencia a depreciarse que, sin embargo, no sirvió para que el yen se mostrara más firme. La moneda de Estados Unidos se depreció frente a las divisas europeas, pero el yen cotizaba a 142,30 unidades por dólar a última hora de la tarde.

La deuda sirvió de refugio durante la mayor parte del día, pero al cierre se retiraron beneficios y la rentabilidad del bono a 10 años descendió tan sólo una centésima, hasta el 4,92%. El diferencial con la deuda alemana, que se encuentra en mínimos de rentabilidad, se mantuvo en 0,27 puntos, un nivel que empieza a parecer inamovible para el mercado español.

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