Perplejidad

"Dedicado, con nuestro cariño, al increible capitán Achab y a L´orca, la ballena asesina en su olvidado centenario". Este es el ingenuo chiste que aparece, no se sabe a cuento de qué, en un disco de jazz editado por la Diputación de Granada. Ahora bien, como no se puede pronunciar el nombre de Lorca en vano desde las turbulentas declaraciones de Camilo José Cela, y las contundentes réplicas de quienes, sin haber sido aludidos, se aprestaron a contestar, las instituciones salieron rápido a justificar la agudeza: "Es que Moby Dick era una orca y coincide que es su centenario". Pues no, no es su centenario. Melville murió en 1891 y el libro apareció en 1851. La errónea justificación, sin embargo, no tendría importancia sino fuera porque su objetivo era expiar un imaginario sacrilegio. La deificación de Lorca convierte cualquier comentario equívoco en un gravísimo exabrupto digno de la horca, y como dirían los del disco de jazz, de l´horca y patíbulo. La culpa, claro, no la tiene el autor de la chufla o el error, que en otras circunstancia pasarían desapercibidos, sino quienes han elevado al poeta a los sagrarios. El otro día los periódicos recibimos la siguiente nota de prensa de la propia Diputación: "Valderrubio celebra el centenario de Lorca con Muerte en Granada. El próximo domingo se proyecta una de las obras más veneradas de Federico García Lorca, Muerte en Granada, dirigida por Marcos Zurinaga en 1997". ¿A qué esperan los catecúmenos lorquianos para llamar a un cura y pedir la confesión? Por cierto, hablando de notas informativas, pero cambiando de registro: He aquí otra recibida hace pocos días y titulada La pera más grande del mundo. "La Pera Más Grande, escultura alegórica a la fertilidad de nuestra Vega será entregada (...) al presidente de La Caja General don Julio Rodríguez López. El autor de la escultura en bronce es José Salobreña. El patrocinador de este premio es el empresario Eduardo Sanz, en cuya finca se crió en 1987 la pera de 1,850 kg. de peso, peso que ha hecho figurar a Pinos Puente en el libro Guinnes de los Récords". Uno es un viejo aficionado a la lectura de tebeos y sabe que las mejores viñetas son aquellas desprovistas de texto. A lo sumo llevan uno de estos dos indicativos: "Sin palabras" o "Perplejidad". Vale.