Patadas
Es triste que, siendo como somos, seres racionales, nos comportemos como verdaderos salvajes, y digo salvajes y no animales porque ni los animales se faltan tanto al respeto entre sí como podríamos hacer los humanos. Toda esta meditación filosófica surge de un hecho que vi en la Gran Vía, a plena luz, un día de este mes.Estaba una patrulla de policías aparcada en el carril-bus, los dos policías en la acera, y uno de ellos estaba destrozando a base de patadas las cosas de un mendigo, sí, a patadas, no le estaba pidiendo por favor al mendigo que se fuera a un albergue (ya que el mendigo ni estaba en ese momento) o ayudándole a recoger sus cosas y llevarle a un albergue (como es su obligación), no, no, no, estaba destrozando sus cajas de cartón y todo lo que se encontraba por delante. Por supuesto, cuando acabó, se sentía tan orgulloso de su hazaña que sonreía a todos sus espectadores.
Yo, muy señores míos, quiero una policía justa y respetuosa, y, por supuesto, que ayude al ciudadano, a cualquier ciudadano, en las condiciones que sean.-
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