J. A. CANALES RIVERA TORERO "El torero puede ser una máquina, pero no una piedra"

Representa a una nueva generación de toreros que busca su propia personalidad sin triunfalismos ni falsa modestia. Jugarse la vida sobre el albero es su destino desde que comenzó a pensar que podía lucir su apellido en los carteles con la cabeza alta. Tomó la alternativa en Valencia, de la mano de Emilio Muñoz y Víctor Puerto. En la terraza de su peña gaditana, José Antonio Canales Rivera (Barbate, 1974) toma un descanso estival con la mirada puesta en la próxima cita con el toro. Pregunta. A su edad, ¿da el amor más cornadas que el hambre? Respuesta. Sucede como en las pretemporadas de los futbolistas. Llega un momento en que el torero se aparta de todo, no tiene relación con nadie y sólo existen el campo, las vacas y los caballos. Sólo cuando acaba la temporada vuelves con la familia. El torero puede ser una máquina, pero no una piedra. P. Pero ¿existe alguien en su vida que esté siempre al quite? R. Quien está más pendiente de mí en todos los sentidos es mi hermano. P. El sueño tópico del cortijo y la ganadería, ¿es el suyo? R. Sólo quiero salirme con la mía, lo demás no entra en mis planes. He sido una persona privilegiada, porque siempre he disfrutado de esas cosas. Ahora sólo pienso en hacerme un nombre y aprender; lo demás, los coches y las fincas, son tonterías. P. ¿Cómo se encajan las críticas? R. Procuro no centrarme en la crítica y estar a gusto conmigo mismo. P. ¿Y cuánto pesa el apellido? R. Cuando empiezas, la gente sabe quién eres y va a verte. Pero te perjudica si no estás a la altura que esperan. Entonces te dan más leña que a los demás. P. ¿Se identifica con Riverita o con Paquirri? R. Con Riverita, aunque nunca llegara a conseguir los logros de Francisco Rivera. Es una de las personas que más me ha enseñado, junto con mi abuelo, Antonio Rivera. Ellos te transmiten ese sentimiento, pero cada vez que me visto de luces pienso en ser yo. P. ¿Cuánto daría por cantar junto a Los tres tenores? R. Prefiero ir por libre. P. ¿La fiesta está en crisis? R. Creo que vivimos un gran momento: hay grandes toreros, grandes ganaderías y grandes aficiones. Ferias como la de Algeciras ofrecen ahora siete corridas. Eso quiere decir algo. P. ¿Por qué no se mide con el mismo rasero a todos los toreros? R. Eso lo dicta la ignorancia, los intereses creados... el buen aficionado y el profesional saben calificar a cada torero delante de cada toro. P. Una plaza de toros multiusos en Cádiz, ¿es aberración o necesidad? R. Es indignante que en la cuna del toreo, donde se inventó el toreo a pie, no exista una plaza de toros.