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Las novias vestirán románticas en el 2000 y los biquinis serán pequeños

Vestidos voluminosos y bañadores cada vez más ligeros figuran entre las tendencias más significativas de los salones Intibaño y Noviaespaña, que Moda Barcelona clausuró ayer tarde, a medio camino entre el entusiasmo comercial y el escepticismo ante lo que pueda dar de sí la próxima temporada. El tradicional color blanco parece totalmente descartado para las novias, las colas se reducen, los largos se acortan por delante y los velos no representan más que un breve apunte opcional, aunque el romanticismo no se pierde.

La pasarela se vistió ayer de tules color champaña, sedas de blanco monje y gazares con un ligero tinte ocre o rosa palo. El sector del textil que cose trajes de novia, comunión y ceremonia lleva un par de años con las pilas bien cargadas; prueba de ello es el alto nivel que tanto en materia de diseño como en calidad tienen sus trajes de novia, así como el elenco de diseñadores de prestigio que se han sumado a sus filas. Entre los creadores con desfile propio mejor representados en el salón Noviaespaña figuran Victorio & Luccino, Devota & Lomba, Jesús del Pozo y Hannibal Laguna. Lydia Delgado, Elio Berhanyer y Lolita Lempicka han desfilado por primera vez. La mayoría coincide en marcar cinturas, aumentar caderas, dibujar escotes de princesa romántica y sobre todo en descartar el blanco. Unos ponen el énfasis en el volumen de la cintura hacia abajo, ahuecando con capas y capas de tul o jugando con materias con nervio, pliegues y costuras. Otros continúan la línea minimalista, del detalle justo y la silueta marcada. La mayoría piensa que ya va siendo hora de vestir a la novia y acabar con los disfraces. Del salón Intibaño, sólo un par de desfiles han podido sumarse al calendario que Moda Barcelona ha configurado para los cuatro días que ha durado. Y sólo uno, el de Lola Escobar, marcó su ritmo en solitario. En el desfile colectivo pudieron verse, por ejemplo, un avance de las colecciones de Guillermina Baeza, que presentó tejidos ligeros bordados con piedras Swarovski; TCN, con claro predominio del biquini sobre el bañador y el blanco como color; Antonio Miró, para quien el traje de baño es una prolongación de la moda que él pone en la calle, y Andrés Sardá, que considera una vía por explorar el contraste del color entre piezas intercambiables. Estos creadores esperan presentar sus desfiles en la pasarela Gaudí, en septiembre.

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