El equipo Festina abandona el Tour tras una rebelión fallida

El Tour consumó ayer la expulsión del equipo Festina, un hecho sin precedentes en la historia de la carrera. Los corredores, con su jefe de filas, Richard Virenque, el corredor más popular de Francia, a la cabeza, intentaron rebelarse contra la decisión y optaron en principio por tomar la salida. Tras un caos de discusiones, acataron la retirada, una vez que la dirección del Tour aceptó comunicarles la expulsión por escrito. Los corredores amenazaron a la organización con adoptar medidas legales si el procedimiento judicial en curso demuestra que son inocentes. La sensación dominante en los equipos es la de que este escándalo ha marcado definitivamente esta edición del Tour y que sus consecuencias pueden ser imprevibles, a la vista de que la investigación policial había acumulado abundante información, al menos desde hace un año, sobre lo que pasaba dentro del Festina. A las confesiones del masajista, el médico y el director del equipo se une una gran cantidad de datos que figuraban en el ordenador del médico, donde se detallaban las compras de sustancias prohibidas y el calendario de su administración a los corredores. El estado de choque en el que se encuentra el pelotón dejó en un segundo plano la celebración de la contrarreloj, que significó una indiscutible exhibición del alemán Jan Ullrich, ganador de la etapa y líder de la general, con sustanciosas ventajas sobre sus rivales. Olano fracasó en su especialidad, y fue sexto, a 2.13 minutos. Los grandes beneficiados de la jornada fueron el italiano Pantani (que llega a la montaña con sólo cinco minutos de retraso) y el francés Jalabert, que fue cuarto, a 1.24 de Ullrich.