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TOUR 98

Una mala novela policiaca

La investigación que condujo al desmantelamiento se inició hace un año

"¿Cómo han podido ser tan tontos?", se preguntan en los medios ciclistas. "¿Cómo han podido los del Festina ser tan tontos de seguir actuando como si nada pasara?". La detención de Willy Voet el 8 de julio conduciendo un coche del equipo cargado de sustancias dopantes no fue un hecho casual. Tampoco fue el producto de un chivatazo. Fue, simplemente, el primer golpe certero de una investigación policial que llevaba casi un año en marcha. Se sabía que la EPO y otros productos dopantes eran moneda corriente en los equipos, se conocían todos los canales y medios de aprovisionamiento de sustancias inencontrables en el mercado abierto. Faltaban las pruebas para actuar.Hace casi un año, la policía decidió investigar al Festina, un equipo con parte de los mejores corredores franceses, pero de capital español. Además su director, Bruno Roussel, era un hombre independiente y aislado.No formaba parte de las camarillas del poder ciclista en Francia.Un candidato ideal. Durante meses la policía fue acumulando información. El juez Patrick Keil dispone de horas y horas de conversaciones comprometedoras grabadas. Disponía de ellas antes de dar el golpe contra Voet.

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Poco después de comenzar las investigaciones, un golpe de suerte inesperado dio el empujón definitivo. En diciembre, la Seguridad Social belga se querella contra un farmacéutico de Gante sospechoso de haber defraudado impuestos. La policía fiscal registra su oficina y descubre facturas y albaranes de grandes pedidos de EPO. Interrogado, el farmacéutico declara que los había encargado a Holanda a petición del doctor Ryckaert. La policía profundiza en la investigación y descubre rastros de transferencias en los que supuestamente aparece el nombre de Roussel. También se publican noticias de un registro en el despacho del médico. Según algunas fuentes, los investigadores descubrieron en su ordenador una hoja de cálculo con los nombres de los corredores del Festina tratados por Ryckaert, sus tarifas y su protocolo de tratamiento. Ryckaert se querelló por difamación contra el farmacéutico, pero el juez belga siguió trabajando en el sumario.

Estas noticias alentaron a la policía francesa en la misma medida en que empezaron a crear cierta sensación de zozobra en el Festina. Miguel Moreno, el director cordobés que inició la aventura del equipo con Miguel Rodríguez, empezó a decirle al patrón que había que deshacerse del médico, que la cosa podía acabar en escándalo. Rodríguez no atiende a su consejo. Moreno es un director desplazado (su contrato con Festina es de conductor) cuyo peso en el equipo es mínimo. Todo el poder de decisión lo tiene Roussel. A finales del 97 también abandona el barco el nutricionista, Denis Riché, uno de los hombres de confianza de Roussel y que en los últimos días ha declarado que el director francés había empezado a hacer cosas raras llevado por la necesidad de éxito. La policía, que conocía todo el funcionamiento interno del equipo, y las idas y venidas de sus hombres, decide actuar, pero antes deja pasar el tiempo. Necesita una fecha elegida, un día en el que la atención del mundo esté volcada en el ciclismo. Las vísperas del Tour, el momento ideal. El 7 de julio, martes, desembarcan en el almacén del equipo en las cercanías de Lyón. Su registro no da resultado. Encuentran algunos anabolizantes y diuréticos enmascaradores. Poco cosa. El masajista se había llevado la parte gorda camino de Bélgica. Encargado de llevar el cargamento de sustancias prohibidas a Dublín, el masajista sube con su coche cargado a París y allí coge el Fiat Marea que el Tour ha asignado a su equipo. Todos sus movimientos son seguidos. Sube a pasar la noche del martes a Gante, donde visita a Ryckaert para recoger algunos productos que le faltaban. A las 6.30 de la mañana del miércoles 8, cuando intenta pasar a Francia por carretera, es detenido.

Espectacularidad

Arrestado varios días en una comisaría en Lille, el masajista, que al principio lo niega todo, termina confesando e implicando a Roussel y a Ryckaert. Sólo era cuestión de tiempo la detención de éstos. La policía les deja madurar en la duda. El miércoles 15 actúa con toda la espectacularidad imaginable: detención casi televisada de Roussel al llegar a meta, registro televisado de sus habitaciones en el hotel, precintado de las mismas. Detención del médico. Psicológicamente, la policía había vencido.Roussel llevaba cuatro días sin dormir cuando es trasladado a la comisaría de Cholet. Resiste a duras penas en un estado físico lamentable, pero a las 30 horas cede. Antes lo había hecho Ryckaert, a quien la policía le había recordado su affaire en Bélgica. "Nos han traicionado", dicen los miembros del equipo que seguían en el Tour. "Para salvar su pellejo han preferido matar a los corredores". Trasladados a Lille, en presencia del juez, y aconsejados por su abogado (que se ha cambiado de chaqueta: entró en el caso para defender al equipo y acabará defendiendo a los que lo han incriminado), declaran y explican "las condiciones en las cuales estaba organizada entre la dirección, los médicos, el masajista y los ciclistas una gestión concertada de aprovisionamiento de productos dopantes para los ciclistas". "El objetivo", declaró Roussel, "era mejorar las prestaciones bajo estricta vigilancia médica para evitar el aprovisionamiento personal y salvaje de los corredores en condiciones de hacerse un grave daño a su salud".

A las 2 de la mañana del sábado, en un salón del lujoso hotel algunos auxiliares y técnicos del equipo hablan del futuro. ¿Qué pasará con el equipo? Si la sociedad de Roussel ha recibido ya de Festina los 35 millones de francos de su patrocinio pueden encontrarse sin un duro corredores y demás miembros. Las cuentas de Roussel, así como sus propiedades y su casa, han sido inmovilizadas por el juez. Y si aún no ha transferido Rodríguez todo el dinero, puede que no lo haga nunca. A los corredores el contrato los vincula sólo con la sociedad de Roussel, quien es ahora un hombre que ha roto con Festina. Algunos empezaron ya a hablar con sus representantes y abogados. Rodríguez aún no les ha hablado del futuro. Sólo les ha dicho que les apoya.

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