Medallas
JOSEP TORRENT Todavía no han pasado 48 horas del acuerdo sobre el valenciano alcanzado en el Consell de Cultura y ya están todos pegándose codazos para salir en la foto y colgándose en la pechera toda la chatarrería que tenían guardada en la caja de medallas para tal ocasión. Y la verdad es que, si no todos, al menos la mayoría pueden sentirse legítimamente satisfechos por el trabajo que han desarrollado, que no ha sido escaso ni fácil aunque pudiera parecerlo a la vista del informe. Con todo, conviene no perderse en esta sobreabundancia de adjetivos, no sea cosa que perezcamos ahogados en un narcisismo barato con sobredosis de autoestima. Al fin y al cabo, el informe del Consell Valencià de Cultura (CVC) pretende (veremos si lo consigue) echar el cierre a una de las páginas más negras, sonrojantes y bárbaras de la historia de esta tierra. La heroicidad, de haberla, no sería otra cosa que el desplazamiento de la confusión por la razón con varios siglos de retraso. De todos modos, vengan medallas y homenajes para quienes han prendido una vela donde todo eran tinieblas. Pero no nos engañemos, lo que hay ahora es tan sólo la débil llama de una candela, suceptible de ser apagada por la menor corriente de aire. Quiero decir que no hay motivos para tanta algarabía ni para tanto pavo hinchado como se observa estos días en el corral capitalino. El futuro del valenciano no depende del informe del Consell, que es muy importante, sino de su uso, de su dignificación pública, de su utilidad práctica. Y en el Gobierno de Eduardo Zaplana se constata un notable déficit en la defensa del idioma con hechos y un exceso de retórica de juegos florales. Es más, pese a que el dictamen del CVC nunca hubiera sido posible sin el PP en la Generalitat, en la administración autonómica el valenciano ha sufrido un serio retroceso desde que gobiernan los populares. Estos también son los hechos, mal que les pese a quienes hoy se colocan con cierta impudicia medallas que sería mejor tener guardadas en el cajón a la espera de que nuestro idioma recuperara toda su dignidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.