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Están locos

Juan José Millás

Hace unos días, mientras miles de pasajeros eran concienzudamente torturados en las salas de espera del aeropuerto de Barajas, el director de Navegación Aérea, Alejandro Aldanondo, recibía a un redactor de El País Madrid, para mostrarle, con una hemorragia de vanidad mortal, el nuevo sistema informático del Centro de Control Aéreo de Torrejón, responsable del desastre.Según contaba en estas mismas páginas, ha sido diseñado por ingenieros españoles en el tiempo récord de un año, cuando este tipo de programas necesita como mínimo dos años y medio de trabajo. A lo mejor, pensaba uno aplicando al caso algunos rudimentos de lógica, funciona tan mal por eso, porque está hecho a toda prisa. Cada cosa requiere su tiempo de cocción. Pero el director general se mostraba tan entusiasmado con su juguete cibernético que uno habría dudado de sí mismo, de no ser por las escenas infernales que aparecían en los telediarios (¿cómo olvidar, por otra parte, el gesto de angustia de esas 15.000 maletas abandonadas a su suerte como perros sin amo?). El delirio narcisista de don Alejandro llegaba al punto de asegurar que los controladores acabaron el periodo de pruebas el 29 de junio, tres días antes de lo previsto. Contemplado el fruto del adiestramiento, lo mismo podría haber dicho, para darle al caos un aire más heroico, que sólo habían hecho un curso por correspondencia. Este hombre es que no sabe venderse.

Pero la cosa no termina ahí, pues, hacia el final del reportaje, el tal Aldanondo aseguraba, reventando de autosatisfacción por todas las costuras, que "los británicos llevan tres años intentando hacer lo mismo que nosotros y aún no lo han conseguido", mientras que "los franceses han venido aquí, a Torrejón, a aprender de nosotros. Estamos orgullosos". Insisto en que estas declaraciones se producían en los momentos en los que el llanto y crujir de dientes de los usuarios, así como los ayes de sus maletas perdidas, alcanzaban una intensidad tal que teníamos que retirar a los más pequeños de delante del televisor cuando llegaban las noticias. Uno pensaba, pues, con todo el derecho, que este director general no estaba en sus cabales. ¿Cómo van a llevar los británicos tres años intentando hacer lo mismo, hombre de Dios? En cualquier país homologado, los responsables de tanta desesperación habrían sido destituidos de forma fulminante. Y no sea usted ingenuo: si los franceses han venido a ver su sistema de usted es para no emplearlo ellos, a la vista de los resultados obtenidos. En Francia haces una tontería así y no vuelves a trabajar en tu vida en el sector: hay listas negras para evitar que los responsables de las grandes catástrofes aéreas regresen al lugar del crimen.

Unos días antes de estas declaraciones esperpénticas, el director general de AENA, Carlos Medrano, había asegurado que los retrasos de Barajas tenían una "causa global". Esto, como verán, es más inteligente que lo de su colega Aldanondo. "Causa global" viene a ser lo mismo que "razón operativa", o sea, que, al no significar nada, uno tiende a pensar que se trata de una cosa del destino, o de una decisión divina.

-El vuelo a Nueva York se ha suspendido por razones operativas -dice el megáfono.

-Vaya por Dios -responden al unísono los usuarios.

Medrano, que quizá tenga un temperamento religioso, logró transmitir a los pasajeros una suerte de fatalismo muy eficaz desde el punto de vista de los intereses de Arias Salgado. Lo malo es que se ha buscado un director general de Navegación racionalista, un individuo que cree en la capacidad del hombre para alcanzar a través de la razón la causa de los retrasos aéreos y el extravío de los equipajes. De ahí su fe en el software.

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Total, que observando el panorama con la perspectiva que nos va dando el paso del tiempo y las declaraciones de unos y de otros, lo lógico es pensar que se han vuelto todos locos, lo que tendría su gracia si no fuera porque juegan con cosas de comer. Deberían hacer algo antes de que vengan también los alemanes y los belgas a conocer nuestro sistema y se mueran de risa en el viaje de regreso. Gracias.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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