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Morán y Almeida se comprometen al apoyo mutuo con vistas a las elecciones

Adelantarse, hasta para pedir la cuenta. Nada más conocerse los resultados de las primarias socialistas y resonando todavía en Madrid los ecos de la polémica desatada por Joaquín Leguina, Cristina Almeida se ponía en contacto con Fernando Morán, candidato electo a la alcaldía madrileña y le proponía una comida. Como testigos, Manuel de la Rocha (Izquierda Socialista) y Diego López Garrido, secretario general de Nueva Izquierda.Fernando Morán, según asegura uno de los asistentes al almuerzo, estuvo especialmente afectuoso con su compañera de cartel en la Comunidad de Madrid. No es la generosidad virtud frecuente en los vencedores. Pero sí lo fue en este caso. Aunque el acuerdo estaba suscrito por el sector oficialista con Nueva Izquierda, Morán hizo suyo cualquier compromiso y se mostró dispuesto a "trabajar juntos y apoyándose uno a otro en el próximo proceso electoral".

No ha sido la única reunión. El secretario de organización socialista, Ciprià Ciscar, se ha entrevistado, antes y después de las elecciones del PSOE, con una delegación de Nueva Izquierda para ir avanzando en el contenido programático del acuerdo. No se trata tanto de elaborar un programa común como de establecer un "marco federal de acuerdo político; luego, en cada ayuntamiento o comunidad se llegará a la propuesta correspondiente". El próximo sábado, el PSOE celebrará su comité federal. Es posible que en él se perfile ya el acuerdo con Nueva Izquierda.

¿Pero es que hay tantas diferencias entre Nueva Izquierda y el PSOE? Alguna hay, aunque la intención de unos y otros es no pisarse los callos. Quizás donde menos se detecten sea en el tema europeo. Carlos Carnero, ex diputado europeo de IU y hoy en Nueva izquierda, ha elaborado un documento que será sometido a ambas direcciones como elemento para el debate. Pero hay otros aspectos en los que las dos organizaciones mantienen diferencias: algunos temas de Interior, el concepto y matices de lo que es Estado de bienestar, la posición en torno al IRPF... No son discrepancias que quiten el sueño, pero sí que pueden dar alguna mala noche. La composición de las listas, por ejemplo, puede convertirse en una pesadilla.

Las listas ni tocarlas. Sí se sabe que en la Comunidad de Madrid el compromiso es que Nueva Izquierda forme después grupo propio, lo que en buena ley debe traducirse en un número determinado de puestos garantizados. Lo mismo ocurre en el Ayuntamiento de Madrid.

Mientras, la oferta de diálogo que IU planteó al PSOE languidece en el más dulce abandono. IU no quiere hablar de acuerdos preelectorales y menos de listas conjuntas. El PSOE, sabiéndolo, se ha agarrado a ello para pedir, como hizo Borrell la pasada semana, acuerdos previos a las elecciones. Pero eso es también lo que diferencia a IU de Nueva Izquierda. Ésta prefiere acuerdos electorales para sumar votos y entusiasmos. Pero muchos dirigentes socialistas coinciden con IU en que, hoy por hoy, candidaturas conjuntas provocarían más rechazo que apoyo. Mejor solos que acompañados por la discordia.

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