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Un tipo duro, inteligente y muy educado

Tiene el paso firme y la nariz rota. Un tipo duro al que es difícil quebrar y con suficiente inteligencia como para responder con la mayor educación en las situaciones más extremas. Por ejemplo, una detención por doble asesinato. Así describen los agentes a Fernando Alberto Rivero Vélez.Tiene 30 años, es natural de Langreo (Asturias), ha vivido la mayor parte de su vida en Alcalá y se mueve bien en las arenas movedizas del delito. A sus 12 antecedentes (atracos, robos con fuerza, falsificación de documentos, lesiones y atentado a la autoridad) suma un conocimiento milimétrico de los poblados marginales, en especial el de La Rosilla, donde, como otras veces, compró la cocaína que corría por sus venas la noche del doble crimen.

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El supuesto autor del doble crimen del hotel mató para no ser identificado

Pero junto con este rostro salvaje, Fernando Alberto muestra un perfil que le caracteriza como alguien abatido por la droga. Un joven que estudió en la Universidad Laboral de Alcalá y que llegó a superar unas oposiciones de celador de hospital.

Rivero es un viejo conocido de la Policía Nacional de Alcalá de Henares, ciudad en la que residía desde que llegó años atrás con sus padres y de la que ya había visitado su centro penitenciario. Aunque nunca había llegado tan lejos como la policía sospecha que llegó el pasado jueves en el hotel madrileño. Es toxicómano, adicto a la cocaína, y se encontraba en libertad condicional, según precisaron algunas fuentes.

Fernando, un joven moreno de complexión normal y alrededor de 1,70 de estatura, residía en un piso de la alcalaína calle de Madre de Dios, la perpendicular a la vía donde está ubicada la comisaría. Ayer no le recordaba ninguno de los vecinos del barrio a los que preguntó este periódico. Se trata de un barrio céntrico de Alcalá, sin ninguna conflictividad social y habitado por familias de clase media. Vivía allí con su novia, Olivia, una joven extremeña que, según fuentes policiales, trabajaba en un top-less y no tiene nada que ver en el caso. La madre del detenido también es vecina de Alcalá.

Allí, junto al portal de su casa, fue donde Fernando cogió la caja de cartón de una tienda de muebles que luego permitió a la policía identificarle. Estaba en un contenedor de basura y la policía la encontró en la habitación del hotel donde se hospedó la noche del crimen. Suponen que la cogió para ocultar en ella el arma. Al supuesto asesino no se le conocía en la actualidad ningún oficio, pero en el pasado tuvo varios. Trabajó como celador en el hospital de Alcalá, el Príncipe de Asturias, que ayer no quiso facilitar ningún dato sobre su antiguo empleado, ya que, dijeron, habían recibido órdenes superiores al respecto. También trabajó como profesor de artes marciales, de las que practicaba varias, en un gimnasio complutense. Ejerció también como portero en varios locales de copas de la ciudad.

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La policía de Alcalá fue la que dio el nombre de Fernando tras seguir la pista de la caja de cartón y mandar su foto a Madrid para que le reconociese Margarita V., la única testigo de la sangría. Al detenerle en el pueblo de los padres de su novia, Castilblanco (Badajoz), la pareja tenía ya la ropa cargada en el coche para huir rumbo a Portugal.

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