El dibujo de Passarella, a prueba

Ningún equipo presenta sobre el papel más problemas tácticos para Argentina que Holanda. Durante los últimos meses, Passarella ha montado un dispositivo con tres defensas, cuatro centrocampistas, un media punta que engancha y dos delanteros. Es lo que se ha venido a llamar 3-4-3, una derivación del veterano 5-3-2 que se puso de moda en el Mundial de 1986. Los dos carrileros tienden a ser centrocampistas de largo recorrido, Simeone y Zanetti en esta caso, en lugar de laterales con difíciles obligaciones ofensivas.¿Qué sucede cuando los centrocampistas de ambos lados se obligan a jugar como laterales, en una situación indeseada para sus características? La respuesta: problemas. ¿Qué tipo de equipo puede generar este desequilibrio? Respuesta: Holanda. Su sistema privilegia la utilización de los extremos en el sentido más clásico. Overmars lo es. Ronald de Boer, como si lo fuera. De Boer juega tan bien al fútbol que tiene recursos en cualquier posición. En la banda derecha ha causado estragos en todos los partidos.

El uso de los extremos por parte de Holanda obliga a Passarella a preguntarse por la conveniencia de su dibujo. Si mantiene el 3-4-3 tiene dos alternativas para atajar el fuego. Abrir a los centrales, y dar facilidades para la entrada de Bergkamp y Cocu por el centro, o retrasar a Zanetti y Simeone. Si esto sucediera, Argentina se encontraría con una sobreabundancia de defensas (Zanetti, Vivas, Ayala, Sensini y Simeone) y una merma de efectivos en el medio campo.

Todas las cábalas sobre el dibujo argentino llevan a una reflexión. Passarella buscó y rebuscó hasta encontrar un sistema que le dio resultados. Sin embargo, ahora se encuentra en una situación delicada. Si lo cambia surge la contradicción: es un equipo que no depende de sí mismo porque probablemente está montado sobre una estructura inadecuada. Veremos cómo responde Passarella a esta encrucijada.