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Unos 120.000 inmigrantes pasarán por Alicante hacia los países norteafricanos

Unos 120.000 inmigrantes embarcarán este año desde Alicante para alcanzar las costas africanas durante la llamada Operación paso de Estrecho. El delegado del Gobierno, Carlos González Cepeda, presentó ayer el operativo, que comenzó el 15 de junio y acabará a principios de septiembre. Según Cepeda, se espera un incremento del número de viajeros -18.000 personas más que el año pasado- por la mejora de las condiciones del viaje y por la rebaja de los precios de la autopista A-7, que une Alicante con París.

Algunos de los viajeros, procedentes en su mayoría de Francia, pero también de Bélgica y Alemania, aseguraron ayer que están conformes con las instalaciones que las ONG y las autoridades han preparado para hacer su espera más llevadera. Protestaron, sin embargo, porque tienen que pasar en el puerto una media de 12 a 14 horas y no disponen de un servicio de duchas. Durante el verano, los argelinos llegan al puerto de Alicante en forma de reguero continuo y con varios días de viaje a sus espaldas. Casi todos están cansados y algunos no disponen de billete para embarcar, lo que prolonga los tiempos de espera hasta 72 horas, en función de las plazas que queden disponibles en los ferrys. Pero los hábitos han cambiado mucho desde hace unos años, y el porcentaje de viajeros que llega a Alicante con el pasaje y la documentación en regla ha crecido. Hassan, un argelino de 50 años que reside en Francia desde hace 20, partió anoche con destino a Argel junto a su mujer y sus cuatro hijos, que tienen nacionalidad francesa. Cada año viajan a su país de origen para pasar el mes de vacaciones con su familia, pero suelen cruzar el estrecho desde Cádiz. Este año se decidieron a probar desde Alicante y se mostraban contentos con las instalaciones y con el trato recibido. "Todo está limpio y cuidado y los trámites de documentación han sido bastante ágiles. Les falta el detalle más tonto, que además no es caro: las duchas. Salimos de París hace dos días y parecemos auténticos cerdos. Dicen que producen problemas, pero aunque nos cobrasen el uso, deberían instalarlas. No somos animales", dijo Hassan. El presidente de la Autoridad Portuaria, Mario Flores, afirmó que conoce el problema y que estará solventado la semana próxima. Flores señaló que en la campaña anterior las duchas provocaron demasiado descontrol y que se estudia la manera de gestionarlas este verano. A su llegada a puerto, los viajeros tienen que poner en regla su documentación y sólo después de tener el billete se permite su paso al área de espera, donde los vehículos se sitúan en hileras de cuatro a lo largo de los muelles habilitados al efecto. Las instalaciones han mejorado sensiblemente y éste es el primer año en que los argelinos pueden aparcar sus coches bajo toldos para protegerse del sol. Los surtidores de agua potable y el servicio médico son habituales desde hace años. La Cruz Roja dispone de una dotación permanente dentro del recinto de espera con una dotación de unos 10 voluntarios, que varía según surgen las necesidades. Los representantes de la organización de la Operación Paso del Estrecho aseguraron que, a diferencia del año anterior, no se han producido robos ni situaciones tensas. Unicef también está presente con una guardería infantil. Los 12 voluntarios se encargan de distraer a los niños con juegos, dibujos o canciones mientras sus padres descansan o salen a la ciudad de compras. Un servicio de cinco intérpretes y trabajadores sociales completa el equipo que humaniza la operación. En total, unas 200 personas están implicadas en este trabajo. Djamila se mostraba ayer encantada con la guardería. Llegó a Alicante, con su marido y sus tres niños, desde Lyón. Desde hace cinco años, cuando encontró trabajo en esa ciudad francesa, pasa por Alicante cada verano para volver a Argelia. "Todo ha cambiado. Las primeras veces era agotador y nadie se preocupaba de ayudarnos. Había robos y ni siquiera teníamos agua potable. Ahora está mucho mejor. Incluso puedo descansar un rato y dejar a los niños con las cuidadoras, que son muy amables", narraba.

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