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Sin pausa y con mucha prisa

Alba Molina presenta su primer disco, "Despasito", a un ritmo frenético

"Estoy hecha polvo", dice con gesto cansado. La cita es en un hotel de la judería sevillana adonde llega con media hora de retraso. Acaba de salir de una emisora de radio y dispone del tiempo casi justo para ir a otra, donde le espera un programa en directo. "Hasta la bola", repite con una sonrisa de fastidio. Un ritmo frenético de presentaciones y entrevistas para su debú musical. Todo lo contrario de como a ella le gusta hacer las cosas, despasito. Alba Molina Montoya (Triana, 1978), única hija de Lole y Manuel, comienza su carrera como cantante con Despasito, un álbum que ha preparado a lo largo de dos años en el estudio de grabación de su padre, en Sanlúcar La Mayor. Despacito, despacito, que despacito es más difícil pero es mucho más bonito..., dice la primera canción, que da nombre al disco, pero con "s". "Como lo decimos los gitanos. Se llama así porque se ha hecho con mucha tranquilidad y paciencia, sin pausa pero sin prisa", explica Alba, que ha compuesto dos de los 12 temas: Mi alma desnuda y Tiene mi niño, el primero con Antonio Smash y el segundo con su padre. Manuel ha sido su productor y asesor. Juntos han elegido las canciones y seleccionado los músicos, "siempre imperando el criterio de Alba", precisa el padre. Porque Alba no es primeriza. A los 13 años compuso una canción, Verde aceituna, que regaló a sus padres y que éstos incluyeron en el último disco que grabaron juntos, dedicado a ella: Alba Molina. La grabación empezó con buen pie: la primera canción, Déjame surcar una vez más, de su amigo Alejandro Sanz, le salió a la primera toma. "No tuve que repetir ni una sola nota", asegura. Romero Sanjuán, Pedro Guerra, Manuel Molina y Juan José Amador firman, entre otros, las composiciones del álbum, que incluye también dos poemas de Federico García Lorca. Despasito, editado por la casa Virgin, es una mezcla de estilos musicales y de palos flamencos muy diversos: baladas, alegrías, bulerías, pop... "Soy flamenca, pero el disco no. Me gusta todo tipo de música y no quiero encasillarme, quiero hacer siempre la música que me apetezca sin quedarme sólo en una", aclara. Dice que no hay canciones malas, sólo canciones, luego están los intérpretes. Y además del blues y todo lo que tenga que ver con el flamenco de Jerez, le gusta desde La Negra (su abuela), Remedios Amaya, Luz Casal y Rosana -de quien incluirá algunas canciones en su próximo trabajo- hasta Prince, Beethoven o Mozart. La referencia a sus padres se hace inevitable. "Son mis amigos, me ayudan en todo. De mi madre he aprendido la sencillez en el cante, de mi padre la constancia en el trabajo", afirma. Por eso no tiene miedo a las comparaciones: "Cada una tiene su encanto. No conozco a nadie que se parezca a mí, o al revés". Todavía no tiene claro sus proyectos musicales. De momento, lo que le interesa es sacar adelante su primer trabajo, que lleva promocionando un mes por Madrid, Barcelona, Ciudad Real y Sevilla. Aún le esperan varias semanas y ciudades de frenética promoción, antes de volver a su casa, en Triana, y poder hacer las cosas despasito.

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