Uranio, armas y mujeres
Las víctimas del desmoronamiento económico de la antigua Unión Soviética conforman una buena parte de la clientela del inspector jefe José Moreno. El coordinador de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) en Valencia tiene que lidiar con antiguos miembros de la KGB, el Ejército Rojo y la burocracia satélite del Kremlin que antes de la caída del muro de Berlín eran personajes importantes en el establishment soviético y ahora trapichean con cualquier cosa que pueda interesarle a Occidente para no morirse de hambre. La Udyco les ha sorprendido con pequeñas cantidades de uranio enriquecido, un material radioactivo muy peligroso, que pretendían vender en el mercado negro para uso nuclear. "Es difícil que consigan venderlo, porque no hay garantías sobre su calidad y muchas veces viajan sin tener los contactos necesarios", aclara. En el negocio de las armas ligeras no encuentran tantos problemas para realizar los canjes, pero el sector de mayor pujanza es el de la trata de blancas. "La situación es tan penosa", comenta, "que numerosas mujeres rusas se están prostituyendo en China, un país que los rusos tradicionalmente consideraban más pobre que el suyo". La Udyco se encuentra cada vez con más redes que trasladan de forma ilegal a mujeres, rusas y de otros países en vías de desarrollo, a la Comunidad Valenciana, donde son prostituidas y sufren malos tratos. En la última operación han desarticulado de una red con tres integrantes que prostituía a extranjeras ilegales en un club de la calle del Embajador Vich de Valencia.
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