Los sobrecostos, el retraso y la aparición de grietas han jalonado la construcción del edificio de Foster
La construcción del Palacio de Congresos de Valencia diseñado por Norman Foster ha estado rodeada de polémica debido a la desviación presupuestaria -de los menos de 3.600 millones iniciales a los casi 5.100 millones finales, que los socialistas estiran hasta los 6.200 millones- y a los problemas surgidos durante las obras, que han sufrido un considerable retraso.
Las constructoras Dragados y Cubiertas constituyeron una unión temporal de empresas para concurrir a la licitación de las obras del Palacio de Congresos de Valencia, que la empresa municipal AUMSA sacó a concurso por 4.700 millones de pesetas. El proyecto fue adjudicado por 3.539 millones de pesetas el 28 de diciembre de 1995. El plazo de ejecución era de 20 meses. Y la polémica empezó ese mismo día, porque las empresas constructoras valencianas protestaron por la adjudicación de la obra a las citadas compañías.
La primera piedra la puso Rita Barberá en marzo de 1996 y a finales de ese año aparecieron los primeros problemas: los vecinos de la barriada de Beniferri denunciaron vertidos de cemento a la red de alcantarillado. Todavía estaba por llegar lo peor: la aparición de grietas en un pilar de hormigón y los defectos en placas y vigas de la cubierta, que tuvo que ser apuntalada. Sin embargo, el gobierno municipal no reconoció la existencia de grietas.
Llegaban los primeros sobrecostos: más de 200 millones de pesetas por la reforma de la cubierta. Un posterior modificado complementario supuso un desembolso adicional de otros casi 1.300 millones de pesetas, destinados a diversas mejoras. En total, los algo más de 5.000 millones de pesetas que, según la alcaldesa Rita Barberá hacen de este un proyecto barato.
Pero los socialistas suman algunas cosas más: los 600 millones de pesetas de honorarios de Norman Foster, casi 150 millones correspondientes a la ampliación del aparcamiento y los 240 millones de la zona ajardinada. En total, casi 6.300 millones, según las cuentas del PSPV, que además suma la cantidad que el Ayuntamiento, en calidad de propietario de suelo en la zona, paga en concepto de obra de urbanización en el conjunto: más de 2.000 millones de pesetas adicionales, según los socialistas, que de esta forma sitúan el desembolso global del proyecto en una cifra que supera en poco los 9.000 millones de pesetas.
Las obras han durado más de lo previsto: los 20 meses iniciales de plazo se han convertido en casi 27. El retraso obligó a posponer la inauguración, que Rita Barberá quería para después de las últimas fiestas falleras, lo que enojó al arquitecto británico. A finales del pasado mes de abril, durante una visita que giró a las obras del Palacio de Congresos, Rita Barberá reclamó a las empresas constructoras que metieran "el turbo" de manera que el nuevo edificio pudiera ser inaugurado antes de las vacaciones de verano.
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