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FRANCIA 98

Djorkaeff: "¿Miedo?, nunca"

Laurent Blanc había prometido a su hijo que marcaría un gol

Carlos Arribas

Laurent Blanc, el autor del gol milagroso, había estado criticando el día anterior la regla del gol de oro. "Pero hoy, evidentemente, he cambiado de opinión", dijo riendo. "Cuando marqué el gol se me llenó la cabeza de cosas, pero en lo primero que pensé fue en mi hijo". La pregunta sobra, pero había que hacérsela. "¿Y eso?". "Porque le había prometido que marcaría un gol. Y nada más hacerlo lo primero que pensé fue que es muy fácil hacer promesas pero muy difícil cumplirlas".Blanc, por razones obvias, fue el único de los jugadores franceses que al final del partido expresó algo más que alivio por haber superado un peligro impensado. "Ha sido penoso, estresante", dijo el lateral Candela, que vio el partido en el banquillo. La mayoría de los futbolistas de Aimé Jacquet pasó rápidamente página. "Fue un partido muy difícil", resumió Trezeguet, que se encontró con la defensa más cerrada que jamás había desafiado. "Parecía que algunos tenían seis piernas. No había forma de hacerles una grieta", dijo. "La prueba de lo duro que fue es que ha sido un defensa quien metió el gol decisivo. Los demás no encontrábamos soluciones". "Duro, duro partido", dijo el durísimo Thuram. "Será más fácil contra Italia porque el calcio no es así, pese a lo que se piensa". El lateral del Parma no fue el único de su equipo que dijo abierta y sorprendentemente que contra la dura Italia la cosa iba a ir mejor que contra la dura Paraguay. "Es que es más fácil jugar contra equipos que juegan al fútbol", explicó Barthez, el portero con la calva talismán. Besársela es lo primero que hace Blanc, el goleador sorpresa, antes de empezar cualquier partido.

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Aimé Jacquet había tenido tiempo de encontrar la ironía perdida antes de hablar con la prensa. "Habría preferido ganar antes, con un gol en el primer tiempo", dijo. "Tuvimos ocasiones pero nuestro dominio no fue recompensado, y en un partido tan descosido pasé miedo de que nos pillaran en un contraataque". Jacquet alegó "falta de lucidez, confianza y paciencia" para explicar la dificultad que sufrió su equipo para encontrar una grieta en la defensa paraguaya. Confía en que ante Italia, el viernes, se la devuelva Zidane. "Ha sido dura su ausencia", dice. "Nos ha faltado su apoyo, su inteligencia, su liderazgo. Es el conductor total, el director de orquesta".

Todos resoplaron, pero ninguno como Djorkaeff. Y eso que alardeó. "¿Que si pasamos miedo? Nunca. Si un equipo empieza a tener miedo está acabado". Por Paraguay habló Carpegiani, que reconoció la justicia del resultado y alabó el buen papel de su selección.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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