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Tribuna
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Por pura insistencia

Perseverancia. Francia ganó el partido por el camino que se imaginaba imposible: dos toques frente al área chica, uno de ellos de Trezeguet con la cabeza, y la presencia inexplicable de Blanc, el último hombre, ante Chilavert. Merecido premio a la insistencia. Ayala y Chilavert. Fueron el soporte de la heroica defensa paraguaya. Chilavert le añadió a sus recursos espirituales y a la excelente pegada de su pierna izquierda magníficos atributos bajo los tres palos. Eso sumado a su dominio en el juego áereo y a su pericia en los uno contra uno lo posicionan de manera ideal para el espacio de mejor arquero del mundo. Ayala redondeó un Mundial memorable indistintamente en la mitad derecha o izquierda de la defensa. Cabeceador poderoso, una destacable capacidad de reconquista de la pelota y garantizando siempre el destino, aunque cercano, de la misma.Sin luces. Francia no tuvo desborde por los costados. Thuram apareció al comienzo del partido y luego, nunca más. Lizarazu sólo tuvo peso hasta que se percató Carpeggiani. Los delanteros, sin posibilidad de imponerse individualmente, y la media distancia, anulada por la fiereza paraguaya. Por el centro y por abajo, sin imaginación. Terminó jugando por donde quería Paraguay: por el centro, por arriba y frontal, que no es su estilo ni le va al perfil de sus jugadores.

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Derroche mal repartido. El esfuerzo físico de Paraguay, apoyado en un coraje que lo impulsó, logró llevar el empate hasta casi el final del partido. Puede reprochársele que pusiera tantas energías al servicio de la recuperación, tan pocas al de la posesión. Efecto boomerang. Paraguay jugó a evitar el error; Francia, a provocar el acierto. Si uno no toma riesgos en la posesión, en realidad está corriendo uno mayor: pasarse el partido defendiendo y terminar como ayer. Paraguay, aún así, produjo más de lo que se esperaba. Complicó la vida a Francia.

Pocas armas. Dos vías tuvo Paraguay en su quimera del gol: las habilitaciones de Arce desde la derecha y las pelotas detenidas. Ninguno de los dos proyectos prosperó. No pareció acertada la ubicación de Benítez, casi como tercer delantero por la derecha, muy aislado. Una posición más centrada y retrasada le habría permitido a Paraguay encontrar un paso intermedio para convertir sus recuperaciones en ataques.

Lectura errónea. La alineación de Paraguay le imaginaba equilibrado, pero el partido lo desmintió. Dio la sensación de que pensaba en defender incluso cuando tenía la pelota. Logró neutralizar a Francia, pero como perdía el balón inmediatamente después de recuperarlo, sometió a reiteradas pruebas a su zaga. Era un proyecto heroico, pero tan austero que difícilmente podía terminar bien. Contó con la adhesión de todos los imparciales. Me incluyo.

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