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Miralda montó un banquete a escala para los gigantes de Reus

Antoni Miralda, máximo exponente del eat art (arte de la comida) impartió el pasado diciembre en Reus un curso a 10 artistas noveles de las comarcas de Tarragona. De allí surgió un proyecto colectivo que concluyó anteayer en la plaza de la Llibertat de la capital del Baix Camp con un colosal banquete ofrecido a las cinco parejas de gegants de Reus. 21 platos de comida fabricados a escala que devoraron el millar de personas que asistieron al convite.

A diferencia de otros ceremoniales de Miralda, en éste el artista de Terrassa dejó el protagonismo a los 10 participantes, como se denominan los alumnos que asisten a los talleres del QUAM 97 (Quinzena d"Art de Montesquiu). "Se trata", según Rosa Pera, directora del QUAM, "de buscar una complementariedad al conocimiento estático que se imparte en las facultades o escuelas, mezclando artistas de reconocido prestigio internacional con jóvenes creadores que se inician en el arte contemporáneo". Del curso Food Culture Museum: Reus-París-Londres surgió este montaje que el sábado se hizo realidad en la plaza de la Llibertat. Una colosal mesa, de 1,80 metros de altura y 8 metros de largo, presidía el escenario a pie de plaza, en cuyo alrededor se situaron los 10 gegants. El mantel de color azul, símbolo de la tolerancia, acompañaba a los gegants desparejados, la reina negra con el japonés, el moro con el Vitxet, la india con la japonesa, etcétera. Juntos en la plaza de la Llibertat representaban la tolerancia, un grito contra la xenofobia y el racismo; la implicación social que preside todos los montajes de Antoni Miralda. Frente a la mesa, un pasillo formado por las moles de piedra del obelisco que días antes había en la plaza, un monumento a los mártires de la guerra civil que el Ayuntamiento decidió desmontar para la fiesta mayor de Sant Pere. En la exhibición de los productos participaron 17 grupos culturales de Reus que iban colocando los platos en torno a la mesa. La comida y la lista de boda fueron preparadas por nueve pastelerías de Reus, tres restauradores y los gremios de panaderos, carpinteros y los terrissaires de Miravet, siguiendo las directrices de los 10 creadores. "Hemos querido realizar un montaje integrador, participativo de todos los colectivos de Reus. Un banquete de bodas es sobre todo relaciones entre todos los asistentes, pero a la vez hemos separado los gegants rompiendo la tradición de la ciudad, pero con elementos que a la vez son símbolos de Reus", añade Rosa Pera. Pasteles de gelatina, arquitecturas de azúcar y menjar blanc (un postre típico de Reus), tortilla de patatas, hombres de fruta y chocolate y flores confitadas fueron el menú de este gigantesco banquete. Uno de los alumnos, Àlvar Calvet, preparó tres postres para la Reina Mora: una torre de Reus que simbolizaba el campanario de la Prioral, un pastel Dori de 2,20 metros de altura y un monumental negro de Banyoles de chocolate. "Me pareció que era una buena idea para que el conflicto del negro de Banyoles desapareciera de sopetón", comenta Calvet; "es decir, nos lo comemos entre todos y problema resuelto". Su compañera, Sandra García, optó por introducir en los platos los elementos festivos de la fiesta de Reus. Una gigantesca tortilla con forma de plaza del Mercadal, una de las más conocidas de la ciudad.

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