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Reportaje:

Einstein amó a una espía soviética

Sotheby's saca mañana a subasta nueve cartas que el padre de la teoría de la relatividad escribio a su amante

La noticia de que el genial físico germano-estadounidense Albert Einstein hubiera tenido un largo idilio con una rusa constituyó, por sí sola, una sorpresa. Por si fuera poco, resultó que, además, su amante, Margarita Koniónkova, había sido supuestamente una espía soviética que ayudó al Kremlin a obtener los secretos de la bomba atómica. Pero el asombro ha subido de categoría al descubrirse que, con toda probabilidad, el padre de la teoría de la relatividad, contrario a que ningún país tuviera el monopolio nuclear, sabía del trabajo que Margarita estaría realizando para los servicios de espionaje rusos.Así se desprende de algunas de las numerosas cartas que el científico escribió a su amante. Oleg Odnolenko, que está preparando un libro que se publicará en EE UU bajo el nombre de El amor ruso de Einstein, interpreta en este sentido las siguientes líneas escritas por el gran físico: "De allí pude regresar sólo ayer por la noche. ¡Cuán dura es la tarea que trae grandes cambios para ti...! Aunque, con el paso del tiempo, quizá percibirás con amargura tu sólida relación con el país donde naciste".

Aunque el Servicio Federal de Espionaje Ruso (SFER) niega terminantemente que Koniónkova fuera agente suya, Odnolenko aseguró en Moscú a este corresponsal que tiene pruebas de que fue espía soviética. Que el SFER lo niegue, lo considera natural, porque teme, ante todo, que se empiece de nuevo a decir que Robert Oppenheimer, el padre de la bomba atómica norteamericana, espió para la Unión Soviética, algo que Moscú siempre ha desmentido.

Los rusos no desean que se piense que recibieron la bomba casi como un regalo de científicos que trabajaban en Estados Unidos y, según Odnolenko, hay incluso un acuerdo con Washington para no tocar ni a Oppenheimer ni a Einstein, ya que ni a EE UU ni a Rusia le conviene que se crea que ambos colaboraron con el Kremlin.

Entre los argumentos que Odnolenko adelanta para probar que Margarita fue espía figura el hecho de que Konión-kova logró convencer, a finales de agosto de 1945, a Einstein de que se reuniera con Pável Mijáilov, agente soviético que trabajaba bajo cobertura del consulado general de la URSS en Nueva York.

Einstein escribió luego a Margarita, que había vuelto a Nueva York para preparar su viaje de regreso a la URSS: "Mijáilov nuevamente me ha enviado saludos. Me parece que la simpatía es mutua". Y en la siguiente carta dice que, de acuerdo con el programa, él mismo visitó al cónsul. En otras, el físico habla de los consejos y recomendaciones que le dio Mijáilov.

Si Einstein compartió, por razones de conciencia, algunos secretos atómicos con los soviéticos es algo que aún debe dilucidar la historia, pero lo que está claro es que el físico nunca apoyó claramente el sistema comunista, cosa que el Kremlin indudablemente deseaba.

Las nueve cartas que mañana saca Sothebys a subasta son sólo una mínima parte de las que Einstein escribió a su amada rusa. Se conocieron en 1935, gracias a Margot, la hija del genial científico. El flechazo entre el físico y Margarita fue inmediato, y la herida, duradera. La aventura fue lo suficientemente larga -casi diez años- para permitirles crear su propio vocabulario íntimo. Así, el 27 de noviembre de 1945, Einstein le escribe a la URSS: "Aquí, todo me recuerda a ti: el chal de Almar, los diccionarios, la maravillosa pipa que creíamos perdida y, realmente, todo en mi celda de ermitaño, y también el solitario nido". Almar es el nombre con que se llamaban entre ellos, compuesto de las primeras letras de Albert y Margarita.´

La correspondencia entre los enamorados comenzó cuando ambos todavía estaban en EE UU y duró hasta la misma muerte de Einstein, en 1955. El físico escribió en total a su amada unas 300 cartas, pero la mayoría fueron quemadas de acuerdo con la última voluntad de Margarita. Además de nueve cartas, el viernes se subastan algunas fotos de la pareja, un reloj regalado a Margarita por el físico y una agenda de cuero con direcciones de Princeton y Saranac Lake, donde cada año solían pasar sus vacaciones. Sotheby's espera sacar por todo el lote entre 37,5 y 52,5 millones de pesetas.

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