Sobredosis de talento
...Pelé, Maradona, Platini... La camiseta número 10 es un símbolo y, sea cual sea su color, es bandera que merece ser izada a lo más alto del mástil futbolístico. Aun en tiempos en los que a un central puede corresponderle el 21, el 10 sigue siendo para el que sabe: Hagi, Ortega, Zidane... Edgar Perea es un relator colombiano con voz de trueno. Cuando Colombia metió su gol a Túnez, las radios que llevaban su voz empezaron a temblar. Habló con admiración de Preciado, el joven goleador, pero sobre todo gritó con emoción el nombre de Valderrama, discutido talento que apareció para ganar el partido con un soplo de inspiración. Según defendía al 10 colombiano, Perea se enfadó y acabó tronando contra los que piden su relevo: "Al que sabe no se lo toca, carajo"....Pero sí se les toca. En Italia hay incompatibilidad entre Del Piero y Baggio, Francia debate si Djorkaeff y Zidane pueden jugar juntos y en Argentina las víctimas de esa ley de la sobredosis de talento afecta a Gallardo y Ortega. Lo que no se debate es el exceso de músculo. Di Matteo, Dino Baggio y Albertini triplican una función, pero eso escandaliza menos en Italia. En Brasil son redundantes Dunga y Sampaio, pero se preguntan si Rivaldo y Denilson pueden convivir. Los que no se hacen preguntas raras son los holandeses, que ponen un gran jugador en cada sitio. Y Nigeria que, encima, desafía el orden.
...Poner y sacar, ahí empieza la responsabilidad de un entrenador. Luego, en los cambios, envía mensajes. Si gana 1-0 y saca un delantero para poner a un centrocampista el mensaje es defensivo. Normal. La excepción es Bora Milutinovic, que es, como entrenador, lo que Nigeria es como equipo: simpático, aventurero, atrevido. Ganaban 1-0 a Bulgaria y cambió a tres delanteros por otros tres. El acierto de Bora no es haberse metido en el espíritu de Nigeria. Sólo es una coincidencia: Bora es como Nigeria. Ni les agregó, ni les quitó nada. Simplemente los dejó ser.
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