Todavía hay nervios
La intervención oficial en los mercados de divisas ha conseguido tapar una brecha, pero los inversores mantienen un nivel de nerviosismo superior al habitual y, como con los terremotos, esperan una serie de movimientos secundarios de ajuste para los que prefieren estar a cubierto. La sesión adoleció de una ausencia absoluta de intenciones compradoras desde el inicio, lo que mantuvo a los indicadores europeos al margen de la recuperación de Tokio que, con un 4,39%, superó limpiamente la barrera de los 15.000 yenes.
Los inversores demostraron a última hora de la tarde hasta dónde llega su confianza en la actual coyuntura, cuando el índice Dow Jones dibujó una figura chartista que indicaba un previsible descenso. El índice de la Bolsa de Madrid añadió inmediatamente ocho puntos más a su descenso y de poco sirvió que Wall Street superara ese bache y alejara el peligro de caída inmediata.
Pero no era sólo la Bolsa norteamericana, también en esos momentos el mercado de divisas mostraba un movimiento de recuperación del dólar que parecía tener un carácter exclusivamente técnico, pero que venía a confirmar que existe un enorme temor a que estos esfuerzos se conviertan en humo en un par de días.
La contratación sigue anclada en torno a los 150.000 millones de pesetas y en esta ocasión la concentración ha sido aún mayor en los grandes valores del Ibex 35. Esta tarde vencen los contratos de futuros y opciones del presente mes y, aunque ayer cambiaron muchas posiciones del vencimiento de junio al de julio, todavía hay mucho que decidir en esta jornada de cierre.
Las Bolsas europeas tuvieron comportamientos similares al de Madrid, pero sus caídas fueron más suaves, con la excepción de Milán, mientras que Wall Street ofrecía a media sesión una subida de 11 puntos después de haber perdido 19 y de ganar hasta 24. Al final, cerró en 8.813,01 puntos, con una pérdida de 16,45, un 0,19%. En el mercado de deuda pública, la rentabilidad a 10 años descendió al 5,01%.
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