Indignación en Inglaterra por la barbarie de sus aficionados
El clamor de castigo resonaba ayer para los hooligans que arruinaron los festejos tras la victoria inglesa sobre los tunecinos. La fotografía de James Schyler, pelo al rape, gafas de sol y la cruz de San Jorge tatuada en la panza era la expresión más gráfica de la barbarie de unos pocos, que los británicos criticaron con unánime indignación.La mueca de Schyler ante la cámara era desafiante. Reducido por policías de Marsella, el hombre acusado de lanzar la primera botella en el conflicto que empaña el Mundial 98 llevaba la frente en alto, camino de la comisaría. Schyler ha pasado así a la turbulenta historia del fútbol inglés cuyo prestigio ha quedado eclipsado nuevamente por matones que llevan la bandera inglesa hasta en los calzoncillos. "Arruinaron el día perfecto para Inglaterra", decía ayer a toda plana el Daily Telegraph. "Ayer ganamos y perdimos", apuntaba en su principal editorial. "Inglaterra venció a Túnez en la cancha y se distinguió por ello. Fuera del campo, hinchas británicos agredieron a los tunecinos y se hicieron acreedores del horrorizado desprecio de toda Europa", agregó.
Apuntando que hay "un perverso patriotismo" en las hordas hooliganianas, el diario conservador británico sostuvo que el fenómeno no es exclusivo de la isla. Calificando al Frente Nacional como "un partido de hooligans" con un 15% del voto francés, el Telegraph se felicitó de que en Inglaterra "los fascistas indígenas" no tienen felizmente tanto arraigo.
"Que se retiren"
Con la energía de un trueno, el diario The Independent propuso una solución para acabar con el hooliganismo: retirarse de la Copa del Mundo de Francia. "La minoría [los hooligans] se ha convertido en una constante que acompaña al equipo de Inglaterra. La única forma de parar a los matones -y la única manera de pedir apropiadamente disculpas al pueblo de Marsella por los actos vandálicos- es que el equipo haga sus maletas y tome el primer vuelo de regreso a casa", dijo el indignado editorial del periódico británico.The Times dedicó un editorial a un examen más bien técnico de las posibilidades que demostraron los ingleses. Pero dio amplio espacio a las observaciones escandalizadas de algunos de sus lectores.
"La violencia de los fans en Marsella es sintomática de la tendencia a la anarquía que existe en nuestra nación y que hemos intentado verla como marginal", escribió un lector.
Otro solicitó que los periódicos ingleses publiquen más fotografías de los hooligans, a fin de que, una vez de regreso, sean apropiadamente identificados. Un tercero sentenció: "Los hooligans se han hecho un autogol".
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