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Reportaje:

El "Ordóñez" vuelve a disparar

El cañón español conservado en el hotel Nacional de La Habana celebra con salvas su centenario

Hace justamente 100 años el cañón español Ordóñez disparó la única andanada de su historia desde la loma de Tanganana, en el promontorio del malecón donde hoy se erige el hotel Nacional. Corría el 13 de junio de 1898 en La Habana y varios navíos de guerra norteamericanos bloqueaban los accesos a la ciudad, mientras se fraguaba la batalla naval de Santiago de Cuba. El Ordóñez , con un calibre de 305 milímetros, una longitud de 11 metros y un peso de 46 toneladas, era entonces uno de los cañones más grandes del mundo, pero no hizo blanco sobre el crucero estadounidense Montgomery cuando éste se acercó a la costa durante la guerra hispano-cubano- norteamericana. A las ocho en punto de la tarde de hoy el Ordóñez disparará hacia el norte por segunda vez en su historia, aunque esta vez contra un enemigo invisible y con salvas.El propósito del cañonazo será recordar la efeméride y además celebrar que hoy el hotel donde pernoctaron mafiosos ilustres como Lucky Luciano y Vito Genovese será declarado monumento nacional. Nada que ver, pues, con fines bélicos, ya que, por suerte o por desgracia, las cosas han cambiado mucho en estos 100 años. Desde luego, España ya no es una potencia, y mucho menos colonial, y aunque Cuba y Estados Unidos mantienen pésimas relaciones y ya no hay bloqueo naval, aunque sí embargo, el Ordóñez duerme tranquilo en los jardines del hotel Nacional, donde es visitado únicamente por turistas, recién casados y adolescentes de merengue que celebran junto a él sus fiestas de cumpleaños.

Méritos históricos tiene el Ordóñez para ser noticia. Pero más aún tiene el Nacional. Inaugurado el 30 de diciembre de 1930, el hotel fue el primer edifico construido en la isla que asumió los patrones de la arquitectura contemporánea moderna. Su eclecticismo y belleza sólo pueden competir con la historia de algunos de los hombres de honor y huéspedes ilustres que por él han pasado. Recién escabullido de su destierro siciliano tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, Charles Lucky Luciano convocó en este hotel de arcadas y vestíbulo moriscos un gran cónclave de familias para ver a cómo tocaban. Asistieron Vito Genovese, Meyer Lansky, el killer Albert Anastasia, Frank Costello, Santos Traficante y Giussepe Bonano, entre otros. Cuenta Luciano en sus memorias que el hotel estuvo cerrado varios días a partir del 20 de diciembre, y que la prensa de La Habana no publicó una sola noticia sobre lo que allí ocurría, ni siquiera habló de la actuación especial de Frank Sinatra en honor a sus padrinos.

«Si alguien hubiera preguntado, había una razón aparente para semejante reunión. Se celebraba para honrar a un chico italiano de Nueva Jersey llamado Frank Sinatra, el cantante que se había convertido en el ídolo de las adolescentes del país», recuerda Luciano en su autobiografía. El mafioso más emblemático de los tiempos de la ley seca no escatimó elogios para los jardines del hotel donde pasó aquellos días bebiendo mojitos y daiquiris, mientras discutía el futuro de Las Vegas. Tampoco ocultó el fabuloso negocio que ya entonces suponía el casino del Nacional, que estaba bajo control de su lugarteniente Meyer Lansky, el único judío no siciliano de la familia. Luciano fue deportado de Cuba finalmente en 1947, pero aquel conciliábulo quedó grabado en la memoria del hotel.

Churchill, los duques de Windsor, el barón Stefan Thyssen von Bornemisza, Marlon Brando, los Chavales de España, Errol Flyn y otros muchos famosos y famosas pasaron por este lugar, entre ellos la popular bailarina negra Josephine Baker, quien no fue admitida en el Nacional por su color.

El Nacional no perdió su encanto tras el triunfo de la revolución. Durante la invasión de Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles se instalaron baterías antiaéreas. Desde allí, hoy disparará por segunda y última vez el Ordóñez como lo hizo hace cien años. Mañana, adolescentes de merengue volverán a celebrar aquí sus 15 años, pero el Nacional y su leyenda continuarán.

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