Me quedo con Salas
...Jugadores imprevisibles tanto en el mal como en el bien: Stoichkov, Chilavert, sin ir más lejos. ¿Personajes con carácter o buenos actores? En todo caso gente excesiva que le da colorido al paisaje mediático dentro y fuera de la cancha. Yo me quedo con jugadores como Salas: el perfil bajo, el gesto austero, el espectáculo, en fin, sólo cuando la pelota está en medio....Italia y su sentido de la estética, Italia y sus originales ideas, Italia y sus capacidad de seducción. Italia y sus mezquindades futbolísticas. Si es verdad que en el mundo entero se juega como se es: ¿cómo es Italia? Maldini acentuó la contradicción entre las dos Italias volviendo al dibujo de las cavernas. Tres marcas personales en el fondo, un líbero por si alguno de los carceleros le da un infarto (hay que tenerlo todo previsto); otros cuatro hombres de perfil defensivo que vigilan el ancho del centro del campo (no hay que ser ingenuos), dos exploradores en ataque para correr rechaces y, ya que están, para que presionen un poco. Al final un partido desastroso salvado por Baggio, su jugador más delicado, melancólico y sospechado. Hay que ir "piano, piano", declara Maldini y está bien pero ¿es mucho pedir que vayan "piano a piano" para adelante en lugar de ir "piano, piano" para atrás.
...El conjunto, el equipo, el bloque, mucho está metido ahí, es cierto, pero los partidos, muchos partidos, los sigue ganando el individuo, los jugadores, los mejores del rebaño. Les recito los nombres providenciales de una jornada del Mundial: Marcelo Salas, Roberto Baggio y Anton Polster. Siempre los mismos, qué casualidad.
...Laudrup y sus botas suaves. Michael Laudrup el que le encuentra huecos a los muros. Michael Laudrup en sus últimas salidas al escenario porque el tiempo les gana a todos, también a los que son distintos. Participaciones aisladas, en zonas neutras de la cancha, menos agilidad física para acompañar sus fascinantes reflejos. Sin embargo, en ocasiones la pelota se pone a descansar en sus pies y él levanta la cabeza para mirar al sitio contrario a donde va a dirigir el pase. Entonces recordamos que su fútbol está hecho de un material desconocido, mezcla de seda e imaginación, y lo empezamos a despedir con nostalgia adelantada.
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