Abordaje en Valencia

No se trata de barcos sino de un atraco, planificado y silencioso, con premeditación y alevosía, en medio del fragor del paso de cebra de Játiva-Castellón. Todo ocurrió el 23 de mayo por la tarde, frente a la plaza de toros, y no era una tarde de esas sino la de un sábado de primavera, mucha gente y ninguna vigilancia policial in situ ni por los alrededores, ocasión propicia para la práctica del modus vivendi de los ladrones profesionales que en Valencia los hay, ¡vaya que los hay! No lo olviden los lectores de mi escrito de denuncia pública del suceso, como tampoco olviden la falta de vigilancia policial que parece ser habitual en un lugar donde los agentes del orden saben muy bien que suceden esas cosas. Hay que recordar de nuevo a los mandos y a los responsables políticos de la seguridad ciudadana del Ayuntamiento de Valencia que tienen la obligación de velar por la seguridad de las personas y de modo más eficaz frente a los ladrones que viven a costa de hacer daño a los demás, cosa moralmente imperdonable. Y digo más eficaz porque, a sabiendas que en determinados lugares de la ciudad ocurren actos delictivos, deben tomar las medidas necesarias para que no sucedan, y que sepan que no hay excusas que valgan, para eso se les encomienda la misión de la seguridad ciudadana, entre otras cosas. Siento manifestarme de manera tan contundente, pero creo que frente al fenómeno de la delincuencia hay que actuar más sistemáticamente, con mayor eficacia y contundencia, policial, jurídica y socialmente. Las víctimas lo exigimos.- . .