El absurdo dopaje de Verón
La "guerra" entre Passarella y la AFA desvela un positivo por un antigripal
Faltan cinco días para el Mundial. En un entrenamiento de Brasil, cerca de París, la noticia corre como la pólvora. Una radio de Buenos Aires acaba de informar que un futbolista argentino ha dado positivo en un control de drogas interno. Vuelve la sombra del peor Maradona, de la droga, del drama de Estados Unidos y la sospecha de reincidencia. Argentina no levanta cabeza. Pero la noticia se desinfla luego como un globo. Daniel Passarella, el seleccionador, desmiente la información un día después. El médico asume la responsabilidad y explica que suministró a un jugador (Verón, fichado ahora por el Parma) un fármaco antigripal. Pero el daño está hecho."¿Qué sentido tiene esta historia?", se pregunta Ezequiel Fernández Moores, periodista argentino de la Agencia Ansa. "¿Por qué un médico que receta un antibiótico se sorprende luego del resultado de un análisis antes del Mundial si encima lo tenía que hacer él? Ya sabía lo que iba a ocurrir. Entonces ¿Por qué se filtró algo tan innecesario?". Algo no cuadra. Ningún periodista lo duda. La noticia partió de la sede de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), en Buenos Aires. Y todos la inscriben en la guerra que mantienen Julio Grondona, su presidente, y Daniel Passarella, el seleccionador.
"Argentina está muy sensibilizada con el tema del doping. Y esta historia es muy rara", reflexiona Vicente Leonardo, corresponsal de Associated Press. "O no pasó nada o, si ocurrió, no se entiende por qué no expulsaron a Verón. Passarella no lo habría mantenido en el grupo". Leonardo ofrece datos que avalan esa tesis: cuando fichó hace años por el River Plate, Passarella sometió a controles antidrogas hasta a los directivos y expulsó por su adicción a Batista. Y tampoco tuvo reparos en prescindir de Caniggia pese a haber cumplido ya la sanción de 15 meses por fumar un cigarro de marihuana rociado de cocaína. "Grondona ha querido demostrar a la FIFA que es un tipo que controla y que no se le escapa nada. Y de paso, decirle al kaiser (Passarella), que no lo tiene tan atado como se cree. Grondona es un hombre de Havelange, de Blatter, y ahora con serias aspiraciones a ser vicepresidente de la FIFA, que quiere demostrar que tiene a su selección limpia".
Passarella y Grondona mantienen una gélida relación desde el Mundial de México, en 1986. Enfermo por intoxicación, Pasarella, ya campeón en el 78, no jugó ni un partido en beneficio de José Brown, íntimo amigo de Carlos Salvador Bilardo, el entonces seleccionador. "El entrenador no fue Bilardo. Fue Grondona", se lamentó Passarella. Corre una leyenda negra. "Queda la sospecha de que los médicos demoraron su curación. Passarella nunca dio el perdón. Tras la etapa Bilardo, siguió la caótica línea de Basile y Grondona tuvo que recurrir a Passarella porque le garantizaba disciplina y resultados. La relación siempre chirrió", añade Leonardo.
"La infidelidad parte de la AFA. Pero el médico tampoco explicó que, además de Verón, otros tres jugadores también dieron positivo", añade Diego Fucks, de Radio Continental, autor del libro Eliminatorias 98; un camino largo y sinuoso. Fu-cks explica que Verón no es un boy-scout del seleccionador. Junto a Kili González, formó parte del círculo íntimo de Maradona. Quizás por eso fue descartado para Atlanta.
"Han querido matar una hormiga con un misil", añade Fernández. "Y el único perjudicado de esta historia ha sido Passarella".
Nadie olvida, además, que Grondona anunció que viajaría a Francia para resolver las diferencias entre el técnico y Batistuta. Passarella le recomendó que viajara sólo en calidad "de turista". Luego apareció la historia del dopaje.
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