Kiko, el mudo
La visita de Alfonso a la mesa de declaraciones había abierto la veda. En la prensa deportiva se habían publicado los detalles de una operación tipo carambola que acabaría con sus huesos en el Barça y con los de Iván de la Peña y los de Kiko en el Betis. El delantero acabó confesando entonces que ya le había comentado a Kiko que no estaría mal en el Betis.
Kiko, el esperado para completar la jugada, dio juego, pero no del deseado. "Nos tenemos que reunir todas las partes para ver qué pasa", dijo. "Y si un día tengo que reunirme cara a cara con los directivos del Atlético y darnos de hostias, pues mejor que ir diciendo cosas por la espalda". Tras la bomba, se dio cuenta. "Jo, si yo estoy relajado, pero con tantas preguntas a veces la cago y meto la pata. Así que a partir de ahora voy a estar calladito. Tengo una cláusula de 9.500 millones y el club tiene la última palabra. Son ellos los que me han puesto en venta".
Y por si fuera poco, volvió a reafirmar su mudez. "Todo el mundo en España está pendiente de lo que hagamos en el Mundial y no de estos culebrones. Así que ya no vengo más"
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