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Los "okupas" del hotel de Gran Vía llevan su protesta a un "híper" de Aluche

El centro comercial Continente de Aluche vivió ayer una muy realista versión de la obra Aquí no paga nadie, de Darío Fo. Cien participantes de la protesta contra la marginación, que el pasado lunes okuparon un antiguo hotel de Gran Vía, irrumpieron al mediodía en el híper y consumieron productos sin pagarlos. En media hora aceptaron marcharse a cambio de llevarse gratis un carro lleno de viandas.

Los manifestantes, entre los que hay okupas, parados y miembros de la Coordinadora de Barrios y Madres Unidas contra la Droga, que conviven con marginados, pretendían reivindicar un mejor reparto de la riqueza y denunciar que hay familias que no tienen ni para adquirir productos básicos.Hacia las dos de la tarde entraron al hipermercado en pequeños grupos y comenzaron a servirse productos y a consumirlos allí mismo. A la vez, llenaban carritos con viandas, muchas de primera necesidad. Algunos aseguraban que su intención era llegar a las cajas y decir que no tenían dinero: "Sabíamos que no íbamos a poder sacar nada, porque nos acusarían de robo". Otros declaraban que su objetivo era llevarse productos y repartirlos, pero que no se habían atrevido.

El hecho es que, una vez que los responsables de seguridad del centro se percataron de lo que ocurría, el asunto se zanjó de forma pacífica. Los manifestantes aceptaron marcharse a cambio de poder llevarse gratis un carrito lleno de alimentos, en el que metieron dos paletillas de jamón, salmón, pañales, langostinos y cervezas.

"¡El suburbio emerge, los pobres se rebelan!", gritaban los concentrados, un variopinto grupo formado por curas, chavales de origen humilde que sufren el paro o las toxicomanías y jóvenes de extracción media vinculados a movimientos radicales. En la zona había decenas de agentes antidisturbios que no actuaron.

Carmen Díaz, de Madres contra la Droga, afirmó: "Llegando a las cajas con los carros llenos y sin dinero queremos reflejar la situación de quienes no tienen ni siquiera para comer".

Más espectacular

En realidad, estos grupos tenían prevista para ayer una acción más espectacular que consistía en autoinvitarse a comer al lujoso hotel Palace, pero la desecharon al comprobar que se había filtrado a la radio y que la policía custodiaba el lugar. La idea ya se les ocurrió a los parados franceses que en enero se convidaron al selecto restaurante parisiense de La Coupole y al hotel Lutétia.El final fue de boda, sólo que en vez de arroz llovió el contenido de un paquete de legumbres al grito unánime de "¡Un garbanzo por cada mil parados!".

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