La "cuenta vivienda" de la Virgen

El arzobispo de Valencia, Agustín García Gasco, optó por la publicidad. En su cabeza se gestó una campaña mediática sin de la Iglesia valenciana para tocar la fibra sensible de los feligreses -su fogosa devoción por la Mare de Déu- para recaudar cerca de 2.000 millones de pesetas en dádivas que ayuden a costear la restauración de la Basílica, "la casa de la Virgen". La imagen del templo que se torna de color sepia en el anuncio televisivo mientras la voz en off repite como en una letanía los males que sufre (las termitas, el paso del tiempo, las palomas...) y las inserciones similares en prensa y radio, ya han dado los primeros frutos. En los primeros días de la campaña -en la que se han invertido 54 millones- los fieles han ingresado 2.968.780 pesetas en las cuentas bancarias abiertas por la Iglesia para la ocasión. La mayoría de las 250 aportaciones entregadas hasta ahora oscilan entre las 5.000 y las 20.000 pesetas. Aunque un donante anónimo ha entregado él solo tanto dinero -1.500.000 pesetas- como todos los demás juntos. Pero los óbolos más pintorescos, por su lejanía, se han recibido desde Sevilla. A esta cifra hay que añadirle los cerca de dos millones que ya se habían recaudado antes de la campaña y las entregas de entidades públicas y privadas. Juan Pérez, un religioso que ha desempeñado durante muchos años labores de tesorería para el arzobispado, ha vuelto temporalmente de su jubilación para contabilizar los donativos. Cada día recibe varios fajos de notificaciones de ingresos enviados por los bancos y las cajas de ahorro que él transcribe, con la paciencia de un monje amanuense, a los asientos contables de un ordenador. La Iglesia recibió el año pasado 50 millones de la Generalitat y otros tantos del Ayuntamiento de Valencia, que este año doblará su donativo. Pero el arzobispado confía en recaudar la mayor parte de los fondos de los ingresos bancarios de sus fieles. De los 600 millones que precisa este año para ejecutar las primeras obras en el templo, 400 deben provenir de los feligreses. Este dinero permitirá consolidar la maltrecha cúpula, en la que se sustenta una valiosa obra de arte, el fresco de Antonio Palomino fechado en 1701. El arzobispado confía en poder presentar el proyecto en los próximos días a la Dirección General de Patrimonio para que le dé el visto bueno y pedir la licencia de obras al Ayuntamiento. Si no hay problemas, quiere comenzar la reforma de la cúpula tras el verano. En cambio, otras actuaciones previstas en el proyecto del arquitecto Ignacio Bosch, de la Universidad Politécnica de Valencia, son más tempestivas. "La alcaldesa [Rita Barberá] y yo nos llevamos una sorpresa al ver el cubo [edificio proyectado en un lateral del templo] y nos dijimos que eso no era aceptable", recordaba ayer la directora general de Patrimonio, Carmen Pérez. También se opone a que Bosch suprima la fachada neoclásica para recuperar la anterior, del siglo XVII. "El tiempo habla sobre los edificios", postula, "no podemos saltarnos su historia".