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EL "CASO BANESTO"

Beneficios en la venta y en la rehabilitación

Mariano Gómez de Liaño compró en julio de 1990, junto con Valyser y Asni Investments, la sociedad Promociones Hoteleras por un precio escriturado de 1.292 millones de pesetas, y los tres vendieron a Unión Inmobiliaria e Internacional, en abril de 1991, por 2.567 millones. Gómez de Liaño, sin contar su parte en los beneficios de Valyser y de Asni, ganó 78,6 millones de pesetas por su 4,75%. Es decir, por su participación "personal".Romaní narró ayer que al proponer en la comisión ejecutiva de la Corporación Industrial el arrendamiento del edificio para la futura sede de la Corporación, los consejeros le convencieron de que era mejor arrendar con una opción de compra.

Eso fue el 18 de septiembre de 1990. En el acta de la comisión ejecutiva se da cuenta de que Romaní hizo una "pormenorizada exposición" con una muestra de "fotografías" para ilustrar las condiciones físicas y técnicas del inmueble. El acta señala que sigue un "extenso debate con intervención de todos los miembros de esta comisión". A consecuencia se negocia una opción de compra de 130 millones de pesetas.

En ese pormenorizado informe y en el extenso debate que sigue hubo un agujero: las obras de rehabilitación del edificio para las necesidades de la Corporación Industrial. Esas obras alcanzaron, finalmente, la cifra de 1.132 millones de pesetas. La realizó Isolux, en la que Banesto tenía entonces un 51%, y Valyser, un 40%.

Todas las tasaciones realizadas sobre el palacete incluyen la segunda rehabilitación. El valor medio que dan los tasadores es de 3.162 millones de pesetas. Pero la segunda rehabilitación la pagó la Corporación Industrial. Y esta factura la pagó después de la venta a Unión Inmobiliaria Internacional. La rehabilitación, pues, corre a cargo del grupo Banesto. Valyser, que representaba el 47% de Promociones Hoteleras, los vendedores, también suponía el 40% de Isolux. Cobró por la venta de Promociones Hoteleras... y cobró también por la rehabilitación.

Las defensas de Romaní y de Conde insisten con el argumento de que el precio del palacete estaba en línea con el mercado madrileño. Pero el debate no está en dicho punto, sino en las obras de rehabilitación.

Esta rehabilitación, el precio soportado por la Corporación, sería, pues, el perjuicio para el grupo Banesto, equivalente, claro, al beneficio que se embolsaron los acusados, por vía directa e indirecta.

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