El amargo testamento de Vidal-Quadras

¿Quién impuso la salida de Aleix Vidal-Quadras del mapa político catalán? ¿Por qué no fue invitado el entonces presidente del PP catalán al pacto del Majestic, que su partido selló con CiU? ¿Por qué el PP ha prescindido de este defensor de la "matriz española multisecular"? Todas estas preguntas hallan respuesta en el intenso y duro prólogo con aires de despedida política con el que Aleix Vidal-Quadras abre las puertas de la recopilación de artículos Amarás a tu tribu, publicado por Planeta. En el que podría ser testamento político en el PP, el ex líder popular catalán alude críticamente a Jorge Fernández Díaz, Miquel Roca Junyent y al propio José María Aznar. Vidal-Quadras se niega a explicitar sus pullas que, dice, debe desentrañar el lector. Pero enseguida se sabe quién es el valiente Wilfrid de Ivanhoe, quién el codicioso príncipe Juan Sin Tierra y quién el rabioso templario Brian de Bois Gilbert. "Recuerdo nítidamente la primera ocasión en la que pude comprobar no sin inquietud la peculiar manera de ejercer el oficio de político", explica en el prólogo. En esa oportunidad, Jorge Fernández Díaz explicó a Vidal-Quadras que cuando éste le sustituyera -en 1989- al frente del grupo popular en el Parlamento catalán le presentaría a los portavoces de los restantes grupos, que eran media docena. "Mi sorpresa es que sólo se produjo una entrevista, y que el visitado, a la sazón de la coalición gobernante, no tenía su escaño en el Parlament, sino en la Carrera de San Jerónimo. El tono del encuentro me recordó al de un director de sucursal bancaria que antes de su traslado a un destino más relevante en la capital recomienda a su sucesor al responsable regional de la entidad. Dado que yo veía a nuestro anfitrión como un adversario y su comportamiento con nosotros era el de un superior condescendiente y paternal, empecé a experimentar una incomodidad creciente", prosigue relatando Vidal-Quadras su entrevista con el portavoz de la entonces Minoría Catalana, Miquel Roca Junyent. "Le advertí en un momento de la conversación que mi intención era desarrollar a partir de entonces una oposición contundente en el terreno conceptual y doctrinal. Me miró como quien contempla a un esquimal en una playa del Caribe (...)", agrega el prólogo. Pero el episodio sin duda más amargo para el ex líder del PP fue la firma del pacto del Majestic entre el PP y CiU , después de que el presidente de la Generalitat y de CiU, Jordi Pujol, "impuso" su salida de la vida política. En aquella ocasión, nadie dio al entonces presidente de los populares catalanes la más mínima explicación de qué se había pactado. Vio la escenificación del pacto por televisión. Dolido con José María Aznar explica: "Nada hubiese costado llamarme para un examen conjunto del nuevo escenario, darme una satisfacción personal en el plano estrictamente afectivo, realizar algún gesto, aunque fuese menor, para demostrar que se me tenía presente, recabar mi ayuda de tal manera que yo pudiese asumir mi apartamiento del proceso negociador como una forma más de colaboración cuyo mérito era apreciado, invitarme a compartir un trayecto en automóvil desde el hotel hasta el aeropuerto al día siguiente para tener un cordial cambio de impresiones, aunque fuese en privado, como un ser humano. Nada de esto se hizo". La tercera objeción de este prólogo de Vidal-Quadras se refiere al, a su juicio, impreciso Estado de las autonomías, en contraposición con la España-nación, con la "matriz española multisecular", dice. En este punto es cuando, dolido, contrapone el nacionalismo de CiU a lo que él considera indefinición del PP. Sin duda, Vidal-Quadras ve en cada manifestación de su andadura política la sombra, lo que él denomina "los designios del gran Ubú omnipresente y opresivo".