Al sol que más calienta
Su apodo, la sandwichera, lo dice todo. Las lámparas de rayos UVA tienen lo mismo de sabrosas y atractivas que de ardientes y peligrosas. Basta echar mano a la estadística para constatar el primer factor: Casi un 20% de los españoles mayores de 18 años las ha utilizado para conseguir el ansiado tono dorado, según la Academia Española de Dermatología. Basta echar mano del informe que acaba de hacer público la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en 68 centros de bronceado para constatar el segundo: La "falta de profesionalidad" detectada en el sector, que, unida a la ausencia de una legislación que regule los centros y a la relación que existe entre los rayos UVA y el cáncer de piel, dejan al usuario "desprotegido". "No existe profesionalidad alguna por parte de los operadores de los centros ni garantías sanitarias", reza el informe. El 81% de los salones de bronceado no pregunta al usuario si padece alguna alergia, ante la posibilidad de que reaccione de forma negativa con los rayos UVA; el 73% no advierte de que la ingesta de algunos medicamentos está contraindicada con el rayo solar que más calienta y el 80% no alerta de que el uso de perfumes, desodorantes o maquillaje puede producir alergias. El 59% de los centros recomienda la misma duración para la primera exposición con independencia de la sensibilidad al sol de la piel del usuario y sólo la utilización de gafas es una advertencia generalizada: el 85% de los centros así lo aconseja. "Si las conclusiones son ésas es porque no les interesa que se venda", dice Alfonso José Aragón, que lleva cuatro años al mando de un gimnasio con una lámpara de rayos UVA en Málaga. A su juicio, él sí hace las advertencias necesarias. "Me subo con ellos. Les enseño la sandwichera. Les digo "este es el solárium". Les muestro cómo se pone en marcha y cómo lo tienen que limpiar a la salida con un bactericida y un rollo de papel". Todo son ventajas para Sánchez. "Sales moreno pero no te achicharras ni te despellejas". Su explicación es simple: el sol emite tres tipos de ultravioleta: UVA, UVB y UVC. "Las terceras son las más nocivas y de ellas nos protege la capa de ozono, las segundas son las responsables del cáncer de piel y del envejecimiento prematuro y sólo las primeras son inocuas". La Academia de Dermatología, que ha colaborado con la OCU en la elaboración del informe, está de acuerdo con esta tipología, pero no con su valoración. Enrique Herrera Ceballos, su vicesecretario a nivel andaluz, es tajante al respecto. "El riesgo de sufrir cáncer de piel no está ligado a la exposición de rayos UVB, sino también a los UVA". Y así lo demuestra con la conclusión de un estudio sueco: "los usuarios de este tipo de camas de bronceado presentan una incidencia cuatro veces superior de melanomas (un cáncer de piel incluido entre los tres más peligrosos)". Pero no sólo. Herrera asegura que en muchos de los centros al no cambiar las lámparas con la frecuencia debida, éstas emiten rayos ultravioleta de tipo B y no lo que se vende. Por eso, la OCU alerta también de la "publicidad engañosa" a la que está expuesto el usuario y denuncia la política comercial de estos centros que "fomentan las exposiciones prolongadas y grandes descuentos económicos en función del número de exposiciones". Pero la OCU no soluciona con su informe el problema de una mujer de 42 años, María, que se ha comprado un bono de 10 sesiones para un solárium por 5.500 pesetas. "Tengo que ir a una boda en Madrid y me quiero quitar el color lechoso del invierno. Sólo dispongo de los fines de semana para tomar el sol y los últimos no he tenido suerte con el tiempo". Ante tal dilema, es difícil no sucumbir al rayo solar que más calienta.
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