Bel Piero y "el soldatino"

De un lado, el Juventus mira a Del Piero, al que ha convertido por anticipado en principal protagonista de la final, en héroe, en el tipo por el que todos apuestan. Del otro, el conjunto turinés mira a Roberto Carlos, el rival al que ahora mismo más teme, al que más atención está prestando en las sesiones preparatorias y al que Marcelo Lippi, el entrenador, cree haberle descubierto un antídoto: se llama Di Livio, es agresivo y combativo, muerde, se las conoce todas y tendrá como misión frenar al brasileño.Intentar anular a Roberto Carlos no es una novedad para Di Livio, que ya se cruzó con el brasileño cuando éste jugaba en el Inter. El italiano recuerda aquellos duelos como exámenes que él mismo se autoimponía. "Me gustaba medirme a él", ha declarado recientemente, "porque me ponía a prueba y yo me demostraba a mí mismo y al entrenador que era capaz de pararle. Era bonito por lo difícil, porque cuando ves llegar a Roberto a toda velocidad, la verdad, no sabes qué demonios hacer". Lippi sabe que la más importante vía de ataque madridista procede de las subidas de Roberto Carlos. Y así se lo ha hecho ver a su fiel Di Livio, efectivo como pocos en labores de vigilancia. Por algo Ravanelli le llamaba `el soldatino". De todos modos los italianos también ven que por este lado pueden encontrar un agujero fácil para llegar a la portería del Madrid. Será el objetivo de Di Livio, Inzaghi y Del Piero.

A Del Piero, destinado para labores más creativas y estéticas, en Italia ya le llaman `Bel Piero". El 10 del Juventus es el hombre de moda en el país italiano, al que todos los carteles colocan ya por anticipado como el rey de la final. Ya jugó contra el Madrid hace dos años, pero advierte que no se tomen aquella cita como referencia: "Soy otro jugador, más hecho y maduro". También disputó la final del año pasado ante el Borussia Dortmund, aunque de suplente, y sí le vale de guía, pero porque quiere desquitarse. "No estoy dispuesto a perder otra final", dice.

Del Piero e indirectamente Di Livio, por el temor que despierta Roberto Carlos, son los nombres que han ganado protagonismo alrededor del Juventus en vísperas de la final. Bueno, y otro, el de Raúl, a quien todos los turineses mencionan finalmente. Saben que no está en forma, admiten incluso que puede haber entrado en una especie de peligrosa depresión futbolística, pero no se fían.

A los italianos se les ve tranquilos, naturales, como si estar ante una final fuera cosa de todos los días. Aunque eso no les quita ambición por ganar, como recuerda Inzaghi: "Tenemos títulos, pero no estamos saciados. Queremos más".