Vocacional, reflexivo e irónico
Joaquín Leguina nació en la localidad cántabra de Villaescusa en mayo de 1941, en el seno de una familia trabajadora. Estudió en la Facultad de Económicas de la Universidad de Bilbao, donde surgió su vocación política en los años sesenta. Delegado estudiantil, pasó a adherirse al Frente de Liberación Popular, familiarmente denominado Felipe, cantera de activistas políticos antifranquistas. Tras doctorarse en la Universidad Complutense de Madrid en 1972, sigue cursos en la Sorbona, donde obtuvo el doctorado en Demografía, especialidad en la que descuella como uno de los principales especialistas españoles. Posee una de las mejores bibliotecas (más de 3.000 volúmenes) del género, sobre el cual ha publicado media docena de libros y numerosos artículos.Facultativo del Instituto Nacional de Estadística y profesor universitario, viajó a Chile en 1973 como experto de Naciones Unidas en demografía. Allí permaneció dos años, y fue simpatizante del Partido Socialista de Chile. Miembro de la representación de España en la OCDE en Ginebra de 1969 a 1979, a su regreso a España ingresa en el PSOE, donde desarrolla funciones dirigentes en la secretaría general de la Federación Socialista Madrileña desde 1979 hasta 1991. Concejal de Hacienda en Madrid, fue diputado a Cortes en 1982 y diputado a la Asamblea regional.
Elegido presidente de la comunidad autónoma de Madrid, permaneció 12 años al frente del Gobierno regional hasta 1995. Es diputado por Madrid y uno de los hombres más beligerantes de su partido, dentro del denominado sector renovador. Sus vínculos con Felipe González datan de antiguo; le asesoró durante los Acuerdos de la Moncloa.
De talante reflexivo, irónico y emotivo, posee acentuada pasión literaria que ha expresado en varias novelas. Una de ellas, que transcurre en Cuba, fue públicamente ensalzada por Gabriel García Márquez.
Casado y padre de dos hijos, Joaquín Leguina es un lector impenitente, amante de los tangos. El abogado Joan Garcés, consejero político de Salvador Allende, recuerda con gran afecto la acogida que Joaquín Leguina le brindó en su casa de Santiago durante el golpe de Estado de Augusto Pinochet, en septiembre de 1973, con grave riesgo para su vida.
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