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Área de faldas

,El deporte amateur requiere grandes dosis de esfuerzo, tesón y entrega. Pero si encima se es mujer y se elige una disciplina casi vedada al sexo femenino, la empresa es todavía más difícil. Conscientes de que estos factores jugarían en contra, hace seis años varias jóvenes malagueñas decidieron afrontar el reto y formar un equipo de fútbol femenino. Así nació el Atlético Málaga. Las ganas que le pusieron desde entonces han valido la pena: el domingo se consagraron campeonas de la Liga, tras vencer al Sant Vicent de Valencia. "Contentas, eufóricas, orgullosas". A Isabel Guerrero, la capitana, le faltan palabras para resumir la alegría del equipo, que el año pasado quedó segundo en la Copa de la Reina y que desde su nacimiento siempre se ha alzado con la victoria dentro de la comunidad autónoma. Pero para esta joven de 22 años -que se gana la vida como auxiliar administrativo y gasta casi todas sus horas libres detrás de una pelota- el triunfo, más que una recompensa, es un aliciente: "Nos da envidia el fútbol masculino, con lo que cobran... Es irracional porque hacen lo mismo que nosotras y con menos esfuerzo. Por eso luchamos, para que esto pueda profesionalizarse y que las jugadoras puedan vivir de esto, para que las chicas que vengan detrás aprovechen nuestro esfuerzo. Creemos que este título servirá para incentivar el fútbol femenino. Hay que dejar de pensar que es un deporte sólo para hombres". Las críticas las hace con tono constructivo y no olvida dar las gracias a las instituciones que las han apoyado. El Ayuntamiento de Málaga, que les pone a disposición un autocar para los desplazamientos; el Málaga Club de Fútbol que les cede las instalaciones y al entrenador, Manuel Hernández Navarrete, un representante de comercio, que cuando concluye su jornada laboral todavía tiene fuerzas para ayudarlas en la preparación física. El equipo es variopinto. La edad de las jugadoras oscila entre los 15 y los 30 años; hay estudiantes, trabajadoras y hasta alguna ama de casa. Pero todas comparten una misma vocación: correr tras el balón y meter goles. Como los que hace tres días marcaron al Sant Vicent dejando el marcador en 2-0. El triunfo también es una excusa para reclamar más infraestructuras deportivas para la capital. Málaga solo tiene dos campos de césped, el de la Rosaleda y el de Pozuelo, en Torremolinos. "En Aranda de Duero, donde disputamos el partido, había cuatro campos y eso que era un pueblo pequeño", reivindica la capitana. La felicidad tampoco le cabe en el cuerpo al entrenador, quien recuerda que ningún equipo malagueño de ninguna disciplina, "ni femenino ni masculino" había ganado una liga. Trae a la memoria la amarga derrota del Unicaja de baloncesto, que se quedó subcampeón. Hernández Navarrete anima a otras mujeres a seguir los pasos de estas campeonas: "Este triunfo nos demuestra que no estábamos equivocados cuando fundamos el equipo. Andalucía es grande y pueden salir buenas jugadoras. Ahí está lo que hemos conseguido en seis años" Sin patrocinadores fijos y con poco dinero, el club sale adelante con tanta dignidad como esfuerzo. Eso sí, las chicas ya no tienen que entrenar en los alrededores del pantano del agujero, como cuando empezaron y no disponían ni siquiera un campo donde jugar. Antes se esforzaban para apuntalar el fútbol femenino. Ahora que son campeonas de Liga y están clasificadas para la Copa Reina y para la Supercopa, el trabajo no se ha acabado porque quieren demostrar que se merecen lo que han conseguido.

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