La policía abre fuego sobre los estudiantes para frenar la revuelta popular contra Suharto
Las revueltas que sacuden Indonesia desde hace tres meses cobraron ayer mayor dimensión con la manifestación más numerosa que ha vivido la capital, Yakarta, y la actuación implacable de unas fuerzas de seguridad que abrieron fuego contra los estudiantes para impedir su llegada al Parlamento. Mientras el presidente Suharto se encuentra en Egipto, cinco personas murieron ayer por disparos en un acto de protesta que sembró el caos y paralizó la ciudad durante horas. Decenas de trabajadores marcharon hasta las oficinas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Unas 5.000 personas se congregaron al mediodía en una de las principales calles de la capital, desoyendo la prohibición de manifestarse fuera del campus universitario. Algunos quemaron retratos de Suharto a los que habían dibujado el bigote de Hitler. Un millar intentó llegar hasta el Parlamento, y las unidades antidisturbios, equipadas con blindados, lo impidieron con disparos al aire. Los estudiantes, al no poder continuar, decidieron hacer una sentada en la vía pública, donde cortaron el tráfico durante cuatro horas.El detonante de los disparos fue, según los testigos, el ataque de un grupo de estudiantes a un hombre que se identificó como miembro de los servicios secretos. La policía empezó entonces a disparar contra la multitud. Al caer la noche, los agentes acorralaban aún a algunos estudiantes dentro del campus de la universidad, adonde habían retrocedido.
«Recibieron disparos en la cabeza y en la espalda, y sus cuerpos están en el depósito de cadáveres», confirmó un portavoz del hospital Sumber Waras, cerca de la Universidad Trisakti, donde tuvieron lugar los enfrentamientos. La policía del distrito de Yakarta Oeste, donde se ubica este campus, declaró que no tiene detalles sobre los incidentes.
El portavoz del hospital se refería a cuatro estudiantes que fueron llevados hasta allí por compañeros vestidos con camisetas de su facultad, un centro elitista de la capital. Un diplomático confirmó en el mismo hospital la existencia de un quinto muerto. Otros 15 estudiantes fueron heridos por piedras y disparos.
«Por el momento son 15, pero esto podría aumentar. Estamos recopilando datos. Todos son estudiantes de la universidad», declaró Komang Suka'arsana. Según fuentes militares y diplomáticas, las fuerzas de seguridad habían recibido la orden de no usar munición real ante los estudiantes, por el temor del Gobierno a promover con ello la proliferación de la violencia.
Suharto, de 76 años, reelegido en marzo para un nuevo mandato de siete años y después de 32 años al frente del país, se fue el pasado fin de semana a El Cairo para participar en una cumbre de países en vías de desarrollo. El presidente dejó tras de sí un mensaje de calma, pero un país levantado.
Las manifestaciones se repitieron también ayer en Bandung, en Java occidental, donde la policía obligó a regresar al campus a unos dos mil estudiantes. También en Yakarta, un centenar de trabajadores llegó hasta las oficinas del FMI, en un complejo bancario situado en el centro, para reclamar auténticas reformas políticas en el país. Las revueltas se han agravado en la última semana tras los decretos que encarecen el combustible por recomendación del FMI.
Las ayudas que este organismo está concediendo a Indonesia para afrontar su peor crisis económica en muchas décadas son, precisamente, la gota que desbordado la paciencia de la población. El FMI ha impuesto un drástico plan de recortes de graves consecuencias para los ciudadanos y que, según empiezan a opinar los analistas, no está surtiendo el efecto deseado.
«Todo va a estallar. Creía que iba a tardar tres o cuatro meses, pero será antes», declaró ayer Steve Hanke, un estadounidense nombrado asesor económico de Suharto este año. Hanke, profesor de la Universidad John Hopkins de Baltimore ( EE UU) declaró que las recetas prescritas desde Occidente no están funcionando y que provocarán mayores revueltas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.