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El dominio insultante que está ejerciendo McLaren esta temporada, lejos de ser la excepción a la regla en fórmula 1, es el resultado del trabajo concienzudo y a largo plazo que caracteriza a los equipos victoriosos de las últimas décadas. Fue Colin Chapman, el legendario patrón de Lotus, el primero en ponerlo en práctica. Ron Dennis y Frank Williams son sus mejores alumnos. El primero, con McLaren, dominó ampliamente el circo durante la década pasada, hasta que su ciclo se agotó y Williams tomó el relevo. Para ello tuvo que juntar todas las piezas necesarias y ensamblarlas de tal manera que le dieran el triunfo. Especialmente importante fue llegar a tener el mejor motor, el W10 Renault, que ha sido imbatible durante muchos años y que da ahora sus últimos coletazos.Mientras tanto, McLaren, abandonado por Honda, fue dando tumbos, tantos que llegó a perder a su principal patrocinador. Probó el motor Ford, luego pasó a Peugeot y finalmente aceptó la oferta de Mercedes, que, por su parte, no conseguía salir de la mediocridad, algo impensable para quienes vivían de la leyenda de los míticos flechas de plata. Mantuvo en nómina a sus pilotos, incluso cuando Mika Hakkinen sufrió el accidente que le mantuvo casi tres semanas en coma profundo.

Fueron los años de Michael Schumacher con el Benetton y de Hill con el Williams. Dennis tuvo que ver cómo el patrón de Benetton, el exuberante Flavio Briatore, le despreciaba en público. Ahora le ha llegado la hora de la venganza. Al viejo estilo, en cada Gran Premio se disputan dos carreras; una la que llevan a cabo los McLaren, y otra, la del resto. No importa que la FIA cambie las reglas para reducir las diferencias entre los equipos, los mejores siempre se destacan.

Para esta temporada ya están echados los dados. ¿Y la próxima? Puestos a apostar, el mejor caballo oscuro podría ser el equipo del gran ex campeón Jackie Stewart. Otro trabajo a largo plazo y de la mano de Ford, que no puede resignarse a ejercer de segundón después de dominar de modo tan absoluto durante años y años la fórmula 1. La quinta plaza que logró ayer Rubens Barrichello, el único brasileño volador en activo, apunta a que las piezas del puzzle van ensamblándose.

También está Jordan, el más ambicioso de los nuevos patrones de la fórmula 1; allí espera agazapado el español Pedro Martínez de la Rosa. El anuncio de Honda de volver con todas sus armas a la competición -los actuales motores Mugen-Honda son de una filial- sería el espaldarazo definitivo. Pero que no se fíe. Frank Williams estará detrás de los japoneses a buen seguro.

¿Y Ferrari? Bien, siempre trabajando a corto plazo. Es imprescindible para el espectáculo y tiene el mejor piloto, muy por encima de los demás. Añade la emoción, pero le falta serenidad. Este año tenía que ser el bueno, y el pasado también, y así lo proclamaban. Pero todo parece indicar que ha sido al revés. Schumacher tenía que haber aprovechado una temporada de transición como la pasada, pero su ambición le perdió en la última carrera. Ahora parece ya imposible desbancar a McLaren.