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Pessarrodona declara en un poemario su amor por Barcelona

La escritora Marta Pessarrodona (Terrassa, 1941) hizo público el pasado lunes su nuevo poemario, L"amor a Barcelona (Columna), durante una cena-sorpresa que una cincuentena de amigos le depararon en el domicilio del arquitecto Oriol Bohigas, en la plaza Reial de Barcelona. El libro recoge un total de 17 composiciones, más un epílogo del editor Àlex Susanna, escritas durante los últimos seis años. "Lo empecé exactamente el día 10 de agosto del 92", explicó la autora, "cuando empezaron a apagarse [tras los Juegos Olímpicos] las luces de una ciudad con la que me siento en deuda, a pesar de no haber nacido aquí ni haber estado ni tan siquiera empadronada en ella". El volumen está dedicado a la memoria de su amiga Mercè Vilaret, fallecida hace cinco años. Susanna definió el libro como "una celebración de la vida" y lo presentó como "la mejor inversión que puede hacerse: da mucho a cambio de dedicarle muy poco tiempo". Aunque Pessarrodona aclaró que el título de la obra hay que entenderlo en los dos sentidos ("amor hacia Barcelona, pero también en Barcelona"), algunos poemas están ambientados en lugares como Beijing, Buenos Aires o Nueva York. También los títulos alternan el catalán con el inglés, lengua muy del gusto de la escritora (que la introduce profusamente en su discurso), el latín e incluso el hebreo. "Es que ahora mismo lo estoy estudiando", aclaró, "porque siempre he sentido predilección por el pueblo israelí". Arquitectos Entre los invitados que escucharon sus lecturas, además del anfitrión y su compañera Beth Galí, se contaban los exconsejeros de Cultura Joan Guitart y Joaquim Ferrer, el fotógrafo Leopoldo Pomés o el arquitecto Federico Correa. Ante la profusión de representantes de la arquitectura catalana, Pessarrodona explicó que el libro es de los que más pueden interesar a este gremio, pues hay muchas imágenes inspiradas en lugares representativos como la Ronda Litoral ("yo la llamo Ronda de Mar, a pesar de que cuando le propuse a Eulàlia Vintró que el Ayuntamiento adoptase esta denominación no le hizo ni pizca de gracia") o el Fossar de la Pedrera, en Montjuïc. "De todas formas", concretó, "no he querido seguir el mapa de la ciudad porque no quería hacer un catálogo de calles. Además, eso me habría obligado a permanecer aquí todo este tiempo, y renunciar a mis frecuentes viajes al extranjero". Oriol Bohigas, por su parte, que a pesar de preferir la novela o el ensayo a la poesía, se declara lector de la obra de Marta Pessarrodona ("es muy buena amiga mía", añade), aseguró que la tradición de acoger este tipo de veladas en su casa se debe al impulso de Beth Galí. "Empezaron siendo sesiones de piano, más tarde empezamos a combinarlas con versos y ahora ya nos atrevemos con poetas a secas. Mi cometido es que no falten ni vino ni canapés".

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