Sr. Lobo
No se habla de otra cosa que de Borrell, pero reclamo penúltima atención sobre el señor ministro de Defensa, político repetidor en fontanerías ocultas, así en el PSOE como en el PP. Los ministros de Defensa o del Interior suelen surgir de yacimientos antropológicos enigmáticos; en general, son homínidos, dotados del sentido espeleológico y escatológico del Estado, aunque a veces su aspecto no revele esas secretas pulsiones; por ejemplo, Rodríguez Sahagún, Oliart, Narcís Serra o Antonio Asunción. Un colegio mayor del SEU aportó a la transición tres ministros del Interior, tres, Martín Villa, Rosón, Barrionuevo, dinastía de escrupuloso orden sucesorio ideológico: transfranquismo, centrismo, socialismo. ¿Cómo fue posible tamaña concordancia? ¿Llegaron a un acuerdo estos muchachos cuando cursaban estudios para mantener el orden público en España gobernara quien gobernara? ¿Conspiración templaria? No. El SEU fue una escuela de mandos que enseñó a montar guardia junto a los luceros, y montar guardia junto a los luceros está a un paso de peinar barrios de Madrid.A las órdenes de Narcís Serra, pero sin parentesco alguno, Eduardo Serra tuvo padrinos bajo el PSOE y volvió a tenerlos bajo el PP; padrinos decididos a que este hombre estuviera lo más relacionado posible con la defensa, pero defensa ¿de qué?, ¿de quién? Un padrinazgo menos intencionado hubiera forcejeado para que el pupilo fuera ministro de cualquier cosa, de Medio Ambiente, por ejemplo. Pero no. Los padrinos lo quieren en Defensa. Eduardo Serra es un secreto de Estado, y no es que barra bajo la alfombra lo que sea y con quien sea, es que él mismo fue, es la alfombra, sin que nos quede el recurso de pedirle al Cesid que investigue de dónde viene y adónde va este personaje equiparable al pulcro Sr. Lobo de Pulp fiction. Siempre dispuesto a borrar todos los rastros.
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