Un aplauso

Todos los españoles debemos de estar de enhorabuena porque un partido político de implantación nacional ha empezado por democratizar su propio funcionamiento interno. Por primera vez en España, los militantes de base de ese partido, el PSOE, han ejercido el verdadero protagonismo del mismo eligiendo con criterio propio el candidato que han considerado más idóneo para presidente del Gobierno. Al margen de la lectura que se pueda hacer del resultado (ha ganado el candidato que han considerado no previsto, etcétera), es innegable que las primarias del PSOE han supuesto una revitalización no sólo del propio partido, sin también de los hábitos democráticos. A partir de ahora, el resto de las fuerzas políticas deberían plantearse seguir este sistema para la elección de sus candidatos.

De alguna manera, los militantes del PSOE, con su independencia de criterio, han demostrado su madurez política, iniciando una auténtica regeneración basada en el protagonismo social. Y además, han acertado en su veredicto erigiendo y designando las funciones de dos hombres buenos: uno, trabajador incansable, inteligente y honesto, para mover la maquinaria del partido; otro, ágil, audaz y con una visión de España unida, desde Cataluña a Andalucía, para reconquistar el Gobierno.

El PSOE bicéfalo será, sin lugar a dudas, una garantía de eficacia y una salvaguarda para no caer en los errores del pasado.

Aplausos sinceros para los militantes del PSOE, que con su independencia y fino instinto han sabido desmontar y neutralizar al mayor enemigo de este proceso: el... «¡esto es un apaño!».

Aplausos al secretario general, señor Almunia, auténtico catalizador y dinamizador de un PSOE que vuelve a ser alternativa.

Aplausos al señor Borrell, no sólo por el éxito en sí, sino más bien por el valor político demos-

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trado al presentarse como candidato, jugándose su carrera política, pues de haber perdido por goleada, posibilidad muy probable al inicio del proceso, hubiera significado su muerte política.

En fin, enhorabuena a todos los españoles, porque un partido político histórico inicia la senda de su regeneración, reconstituyendo los hábitos que dan dinamismo a la vida pública.- . .