Lo que necesitas es amor... tizar

Decían los caballeros antiguos que era de muy mal gusto hablar de dinero, y si no había más remedio que hacerlo era preciso ser discreto y reservado. Entonces los trapos sucios se lavaban en casa y nadie tenía por qué saber que uno había empeñado hasta la dentadura postiza, pero los tiempos han cambiado, y hoy se lleva ventilar en público las miserias familiares porque las televisiones autonómicas han lanzado Números rojos, un nuevo concurso dedicado a rastacueros, desamparados, insolventes, sopistas y desahuciados. Siempre me han intrigado los espacios donde la gente desnuda sus miserias sin ningún pudor, convirtiendo en patético espectáculo de masas una declaración amorosa, un pleito fratricida o una reconciliación conyugal. ¿Por qué tienen tanto éxito de audiencia esas subastas de la intimidad?

Creo que es más sencillo decir «te quiero» ante una cámara que ante la única persona que debería oírlo; cuando uno pide perdón por televisión está presionando socialmente a quienes ha ofendido, y si alguien pasea por los platós sus deudas lo que está buscando es la compasión de los acreedores. Al pueblo llano le gustan estos esperpentos porque, en realidad, es más sencillo sentir la vergüenza ajena que el amor propio.

Cada vez que aparece un pelagatos dispuesto a redimir su cuenta corriente me imagino al director de su agencia bancaria, a los prestamistas, a los damnificados por sus sablazos y a la sufrida parentela sentados frente a la televisión deseando que acierte las preguntas y se cierre así ese desagüe financiero por donde se van los dineros de todo el mundo.

Quizá ésa sea la clave: el pelotazo amoroso sólo beneficia a dos, pero del pelotazo del moroso se beneficia todo el personal. Como aquí ganan los que pierden, hemos pasado del cobrador del frac al cobrador del crack. Por último, puede que algunos necesiten amor, pero ¿quién no necesita amortizar?

Números rojos es un programa de Canal Sur que emite Telemadrid los miércoles, a las 21.30.